viernes, 27 de mayo de 2011

En busca de las cenizas de Gina Hernández: asesinada















La señora Clemen Doria está a punto cremar a su hija: Georgina Hernández Doria asesinada a los 22 años de edad. Tras tres meses de desaparecida.

La edad y el nombre los sé por la camiseta que lleva con un dibujo de su pequeña y que me deslumbra tanto como su sonrisa y serenidad al verlas caminar, al conocerlas.

Estamos cruzando el puente fronterizo desde Ciudad Juárez a El Paso:
Yo para celebrar el cumpleaños de una de mis comadres juarenses, que se refugió en El Paso cuando sus niños vieron cómo asesinaban a dos vecinos.
Ella, para recoger las cenizas de su hija, acompañada de otra de sus hijas, Alejandra y su nieto. En el lado gringo de la frontera, en la ciudad más segura de Estados Unidos, es más fácil incinerar lo que queda del cadáver de una persona desaparecida que en Juárez: donde desde hace 18 años hay feminicidios.

Comenzamos a platicar de lo qué se siente al hallar a una hija desaparecida:

"Al encontrarla sentí tristeza y a la vez alegría al saber que la iba a tener conmigo, que ya la tienes contigo", me comenta la mamá de Gina.

Gina nació el 28 de enero de 1989 y fue asesinada el 19 de febrero de 2011, aunque sus familiares no la encontraron hasta tres meses después de su desaparición, el sábado 21 de mayo.

Ese día, Clemen fue, de nuevo, al Servicio Médico Forense (Semefo) a preguntar por su hija. En esos tres meses la había buscado por todos los rincones de Ciudad Juárez pero siempre regresaba aquel lugar, sin quererlo del todo porque deseaba encontrarla viva. Y de pronto, le enseñaron una foto, que estaba ahí perdida en los archivos: desde que encontraron su cadáver el mismo día que desapareció. Era Gina.

"La angustia (de la espera) fue tremenda, fue muy feo", explica sin derrumbarse. Y vuelve a jugar con su nieto, a reírse con Alejandra....

Cuando acaricia la foto de Gina, que lleva colgada en el cuello, y con la voz firme asegura que quién la mató no ha sido detenido. En una Ciudad Juárez donde el 97 por ciento de los crímenes permanecen impunes, según la Fiscalía General de (In) Justicia.

"Yo todo lo dejo a la justicia divina es la más bella y se va a encargar de todo eso, todo eso se paga.. y en manos de Dios".

¿De dónde saca la fuerza?, pregunto.

"La fuerza me la da mi Señor, siempre me la da, es él que me da fuerza, y tengo mucha ... y me fortalece y me da ánimos".

Clemen vende hamburguesas en un puestecito en la calle. Nació en Monterrey y desde hace 27 años vive en Juaritos. Está enfundada en una camiseta de color "porque a Gina le gustaba pintarse el pelo de rosa, era muy alegre": hasta que fue asesinada.

sábado, 21 de mayo de 2011

La chava de los lentes oscuros



















Ella nos miró. Y se dirigió directa a nuestra mesa.
Acabábamos de entrar a un lugarcito fantástico para devorar unas gorditas de rajas con queso y otras de costilla: bien chingadotas como Juaritos.

Cabello recogido, sonrisa en su rostro angelical, paso firme. Y llega:

-"Tenga, el otro día se le olvidó esto", dice.

Y se va. Mi compadre abre los ojos tanto que parecen lunas surcadas de colinas. En su mano tiene unos lentes de sol: los que le acaba de entregar la mesera.

"Me sorprende, no es cualquier lente", explica.

Norma Vallarta tiene 27 años y tres niños. Y desde hace tres meses tuvo una nueva misión en sus tareas del restaurante en el que trabaja: devolver unos lentes oscuros a su dueño: mientras perdía amigos, conocidos en Juárez, donde reside desde que dejó la Ciudad de México hace 11 años en busca de chamba.

Los lentes los guardaba encima de unos estantes, y cada vez que alguno de sus compañeros soñaba con ellos, Norma los protegía: les decía que estaba esperando a que regresara su dueño para entregárselos.

Mi compadre le da una buena propina. Ella se resiste a aceptarla pero al final la toma con timidez y se dirige a un botecito de plástico situado en la caja: de pronto el billete se convierte en el único que destaca entre monedas. Pronto, lo compartirá con sus compañeros.

Fuera, la muerte sigue. El desfile que conmemoró el centenario de la batalla de la Toma de Ciudad Juárez, dentro de la Revolución, ha finalizado. El presidente de México Felipe Calderón toma su avión rumbo al DF y, poco después, dos jóvenes son asesinadas: la "normalidad" regresa. Con sus rasgos de solidaridad mientras al ser humano se le arrebata la vida.

La ciudad (con sus retenes constantes de la Policía Federal) vuelve a cambiar oficialmente de nombre: ahora es "Heroica Ciudad Juárez" en referencia a aquella batalla de la que se cumple un centenario. Pero ahora los héroes son los que intentan sobrevivir un día más en Juaritos con la llamada guerra contra el narcotráfico. Algunos, lo hacen incluso cuidando lentes ajenos. Con la esperanza de ver vivo a quien las olvidó. O de vivir.

****En la foto que tomé, podéis ver a Norma, posando, tras acceder a que os contara su historia.