jueves, 24 de noviembre de 2011

Cómo ser abuelita: y no derrumbarse en la espera de una hija desaparecida















La pequeña Brianita ha comenzado a llamar "mamá, mamá!: a su abuelita.

"Sí, mi chiquita, sí mi amor yo soy tu mamá y te voy a cuidar y proteger mientras regresa tu mamita", le dice Lucy Muñoz a su nieta, la hija de Nancy Navarro, que desapareció hace cuatro meses y una semana en la zona centro de Juárez.

Casita de bloque, limpia, ordenada: en un agujero que la colina hace detrás de la casa de sus suegros en la que recibe a visitas. Dos habitaciones: una para el matrimonio y la otra para tres de sus cuatro hijos, de 14, 7 y 5 años. Y su nieta, de un año y siete meses. Ella sonríe: "Esta bebé es con la que me refugio para no deprimirme".

Semanas de incertidumbre para Lucy y su esposo. Hasta que se deciden: a hacerse la prueba del ADN. Para agotar todas las posibilidades. Incluso la que más les aterra.
Esperan a poder ahorrar 100 pesos (unos 7 dólares) y toman cuatro ruteras: casi dos horas de ida (más las dos de vuelta) en un trayecto que en carro sería de unos 15 minutos.

"Nos citaron en el Servicio Médico Forense (Semefo) y nos picaron la yemita de un dedo para estar checando. Cuerpos ahí sí que tienen, pero ellos pierden mucho el tiempo. No me gustaría que pasara lo mismo que con otras niñas desaparecidas (a las que se las localizó muertas pero sus familias seguían buscándolas porque las autoridades no las identificaron). Tenemos que estar preparados para todo", razona Lucy, de 37 años.

En su dolor surgen ideas de búsqueda como la de globos blancos que los convierte en mensajeros: en cada uno de ellos pega la foto de su hija incrustada en una copia de un dólar como si con ella fuera a atraer a más personas que le ofrezcan una pista. Para la mamá de Nancy "cada globo es una esperanza porque las autoridades no quieren desenterrar esta madeja que hay en Ciudad Juárez desde hace 19 años. Lo único que me dicen es que no me arrime a ninguna organización porque van a lucrar con mi dolor".

Lucy dice que no está sola: en los tendederos de algunos de sus vecinos hay camisetas con la foto y los detalles de la desaparición de Nancy Navarro. Como si el objetivo de encontrarla no finalizara ni al ser lavadas para continuar la búsqueda.

*** Hoy fue un día con tres asesinatos y un hombre herido, por ahora. Un enfrentamiento armado de los Policías Federales con unos individuos en el centro de Juaritos mientras muchos se preparaban a cruzar para El Paso en busca de los descuentos por el Día de Acción de Gracias. Y de torta de colitas de pavo con aguacate. Algunos, hasta de pavo entero, como en Estados Unidos. Es la frontera.
Los muertos los puso Guadalajara, a dos días de que comience la mayor feria del libro en español, la FIL de Guadalajara, en su 25 aniversario. Con 26 cadáveres que aparecieron en tres vehículos cerquita de sus instalaciones.
Mañana viernes el mundo conmemorará el Día internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. En Juaritos madres como Lucy Muñoz, seguirán buscando a sus hijas desaparecidas o intentando no morir buscando justicia para sus muertas. Exigiendo que las autoridades hagan su chamba.

lunes, 21 de noviembre de 2011

El puente que separa todos los matices de la vida (y de la muerte)
















Ella, en su carro, escuchando música de Juan Gabriel hasta que de pronto irrumpen unas interferencias en la radio: la música country llega. Está más cerca de pisar Estados Unidos. Suspira.

Calcula que esta vez le costará unas tres horas pasar el puente libre que separa Ciudad Juárez de El Paso -lo cotidiano es poco más de una hora para un recorrido de apenas unos metros-. Va moviendo el carro despacito, buscando la fila que vaya más rápida hacia los agentes migratorios estadounidenses donde revisarán su visa láser fronteriza.

Los niños venden dulces, otros piden. Algunos hombres imponen su servicio de limpiar los cristales echándose a los vehículos. Y otros muchos ofrecen desde refrescos a cuadros de Pancho Villa.

Ella es Elvira Luján, una juarense de 52 años, a la que le esperan los centros comerciales de El Paso. La posibilidad de comprar para sus clientes: sus vecinos que le pagarán a plazos los objetos que muchos de ellos quizá habrán ensamblado en las fábricas maquiladoras y que al pasar a Estados Unidos se convierten en objetos que no pueden comprar con sus salarios de 700 pesos a la semana, unos 65 dólares.

Es lo que hace para sobrevivir tras verse obligada a cerrar su tienda de abarrotes porque no le alcanzaba para pagar la cuota de extorsión para poder tener abierto su negocio y seguir viva. Como ocho de cada diez dueños de estas tiendecitas que han sido cerradas en Juárez desde el año 2008 según datos de la Cámara Nacional de Comercio en Pequeño.

Compra en El Paso para ahorrarse los impuestos de importación con los que México grava a los artículos. Piensa que le sale más barato hacerlo en el otro lado de la frontera, a pesar de que el cambio al dólar está estos días a 14 pesos mexicanos y que para manejar en Estados Unidos ha tenido que comprar un seguro para su carro y en la espera del puente hacia Estados Unidos se arriesga a que su viejo carro le abandone. Pero el riesgo en Juárez es el de siempre desde hace casi cuatro años que comenzó la llamada guerra contra el narco del presidente Calderón: a que muera en una balacera, le quiten su vehículo a punta de arma, le secuestren o le roben.

Miles piensan lo mismo que ella. Este fin de semana festivo en Juárez hasta hoy -por conmemorarse el domingo el 101 aniversario de la Revolución de México donde se luchó contra la desigualdad social que hoy continúa- han comenzado las ofertas previas que se inician el viernes por la celebración el jueves del Día de Acción de Gracias de Estados Unidos.
Por primera vez, en el lado mexicano, han ideado el Buen Fin: ofertas en centros comerciales para que el dinero de los juarenses que tienen papeles migratorios para cruzar no se vaya a El Paso. Algunos negocios han logrado con esta iniciativa hasta un incremento del 30 por ciento de clientes.

Pero muchos otros nunca podrán acercarse ni a los centros comerciales de Juárez. Su sistema económico es vivir al día: comprar la manteca, la harina o el arroz que pueden con el dinero que consiguen: en una ciudad en la que la pobreza se ha agudizado con los casi 10 mil asesinados.

***La muerte llegó en la noche: dos jóvenes menos, por ahora. Una adolescente gravemente herida. El atardecer de hoy no fue de un huracán de colores sino de ocres en un cielo que pasó de ser azul a granizar y llover por escasos minutos para regresar a su intensidad.

*En la foto que tomé para vosotros podéis ver el puente libre. El lado izquierdo es el de la entrada a Estados Unidos y el derecho, casi vacío y sin espera, para entrar a Ciudad Juárez.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Tortura para fabricar culpables y resolver rapidito una masacre















El día que iba a conocer a Israel Arzate Meléndez sólo conseguí escuchar su voz. Sería horas después de su cita para presentarse ante el juez como presunto culpable del homicidio de 15 personas en una fiesta estudiantil de Villas de Salvárcar. Nunca llegó a la audiencia de vinculación a proceso: un 10 de febrero del 2010.

Su abogada de oficio, Rosa Bailón, anunció que él decidió no presentarse. Pero su madre y su esposa no podían creer que fuera cierto. Arzate les había dicho que ahí estaría. La defensa de la licenciada fue rápida: no puso ninguna objeción a la declaración del Ministerio Público. Y no quiso presentar como testigo a un parquero del estacionamiento del que desapareció Arzate que rompía con toda la hipótesis oficial de cómo fue la detención del presunto sicario.

Pasaron las horas. Llegó el terror. Sabían que todo podía pasar. Arzate les había asegurado que se declaró culpable de la masacre cuando los soldados le amenazaron con violar y matar a su esposa.

Al salir de la audiencia, su esposa recibió una llamada de un compañero de Arzate en la cárcel del Cereso Estatal. Le llamaba para avisarle que a éste se lo habían llevado desde la noche anterior y que no había regresado a la prisión.

Ella llorando le suplicó varias veces a la abogada que llamara a la prisión, que su deber era saber qué estaba pasando. Ella se mostraba reticente a averiguar lo que estaba pasando. Al final, lo hizo y Arzate no estaba. Horas más tarde, apareció. Y le dejaron llamar.

En ese momento me encontraba en la casa de los suegros de Arzate en la que vivía el ahora presunto sicario en un cuarto con su esposa y el hijo de ésta. Quería ver cuál era su mundo: una casita humilde, en una colonia humilde, un cuarto ordenado, pequeño. Todo muy limpio.

De pronto, escuchamos por radio la voz de un hombre asustado, Israel Arzate, que llamaba a su esposa para contarle que estaba vivo, que no había podido asistir a su presentación ante el juez porque lo sacaron en la noche de la prisión y los soldados le habían estado torturando. Al parecer, querían saber cuál era su dirección para plantarle armas, y recordarle que no se podía retractar de su declaración en vídeo en la que se había declarado culpable bajo torturas.

Arzate no sabía que yo estaba con su familia. Y al acabar la conversación les pedí poder hablar unos minutos con él, por el radio de su esposa. Mientras tanto, sus suegros y el niño hacían rapidamente las maletas: tenían miedo a que los soldados llegaran y los mataran en su posible intento de sembrar pruebas falsas.
Acompañé a su esposa hasta el Puente Santa Fe donde sus padres e hijo cruzaron a Estados Unidos buscando refugio y seguidamente ví cómo intentaba presentar una denuncia en la oficina municipal de atención de quejas y denuncias del Operativo Conjunto Chihuahua. Pero nadie estaba disponible y los fusiles de los soldados a los que piensa denunciar le ahuyentan a hacerlo, mejor irse.

Esto ocurrió hace casi dos años. Pero regreso a este momento porque el caso concreto de Israel Arzate Meléndez ha dado hoy vuelta al país, al mundo, aunque en Juárez ha pasado practicamente desapercibido. Su caso es uno de los más terroríficos que recoge la organización Human Rights Watch en un informe de 229 páginas llamado Ni seguridad, ni derechos: ejecuciones, desapariciones y tortura en la "guerra contra el narcotráfico" de México.

En el reporte centrado en los estados de Chihuahua, Nuevo León, Guerrero, Baja California y Tabasco, se concluye que "en vez de reducir la violencia, la guerra contra el narcotráfico de México ha provocado un incremento dramático de la cantidad de asesinatos, torturas y otros terribles abusos por parte de las fuerzas de seguridad, que sólo contribuyen a agravar el clima de descontrol y temor que predomina en muchas partes del país", subraya José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch.

En él, se alerta que las torturas, desapariciones y ejecuciones amenazan la seguridad pública.
Arzate todavía no sabe lo que está pasando. Ahora no puede llamar por teléfono. Se encuentra arraigado en la academia vieja de la policía, a un lado de la Ciudad Judicial de Juárez tras un año de cárcel preventiva en el Cereso Estatal -porque salió positivo en el protocolo de Estambul de tortura- y tres meses de arraigo que se han convertido en nueve.

El mundo en el exterior lo siente cuando los domingos va su mamá a visitarlo.

"Yo le digo a mi hijo que lea mucho la Biblia cuando se sienta desesperado. Ni la licenciada Bailón ni el licenciado José Luis Erives (los abogados de oficio) lo han visitado, dicen que no tienen tiempo. Gracias a Dios que ya encontramos a quién (Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, en la Ciudad de México)", dice Guadalupe Meléndez, de 52 años, madre de cinco hijos y desempleada de una fábrica maquiladora.

"La defensoría es del gobierno, para qué los tienen ahí, para que les están pagando para estar fregando a la gente inocente", subraya la mamá de Arzate, que desde que su hijo fue detenido como presunto sicario comenzó una cruzada uniéndose a pedir justicia con Luz María Dávila, la madre de dos adolescentes asesinados en la masacre de Salvárcar.

Ahora, Guadalupe Meléndez tiene sus esperanzas puestas en el próximo miércoles 16 de noviembre que se celebrará una audiencia del recurso de revisión de los amparos de su hijo Israel Arzate, de ahora 26 años de edad. Y en sus oraciones: "Nunca me ha importado la política y ahora que los conozco pues menos. Yo no sabía hasta que grado nos tienen oprimidos. Que Dios nos cuide"

***Para recordar:


* En la foto que tomé para vosotros podéis ver a Guadalupe Menéndez, la mamá de Israel Arzate, en el puesto donde éste vendía discos en la puerta de la estética de sus suegros.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Indignados de Juárez, más fortalecidos: tras golpizas, amenazas de muerte y detención de la Policía Municipal de Julián Leyzaola








































Golpes en los ojos. Patadas en el cuerpo. Los policías municipales de Ciudad Juárez bajo el mando del teniente coronel Julián Leyzaola les aseguran que saliendo a la calle van a ser su terror, que a ver si les quedan ganas de hacer sus marchitas.

Salen libres: 29 ciudadanos que participaban el martes en una manifestación dentro de las jornadas de Coraje y Resistencia en Juárez del movimiento global de los indignados: la víspera de la tradicional celebración mexicana del Día de los Muertos en una ciudad donde desde hace cuatro años todos los días son de muertos: 9.782 asesinatos (por ahora) bajo el imperio de la impunidad: un 97 por ciento sin saber nunca quién fue el sicario según datos oficiales, con un 3 por ciento de justicia: a veces, con inocentes convertidos en culpables bajo tortura y pésima representación de los abogados de oficio).

Fueron 500 pesos de fianza por cada uno, unos 37 dólares o lo que gana un trabajador de una fábrica maquiladora a la quincena para seguir viviendo en la pobreza creando la riqueza del primer mundo: en una ciudad con un 70 por ciento de calles sin pavimentar y sin escuelas secundarias en las colonias más pobres. Es lo que tuvieron que pagar estudiantes universitarios, profesores, electricistas, médicos e ingenieros, entre otros, para salir libres.

La movilización desde Twitter y Facebook consigue presionar para su liberación con mensajes y llamadas a las autoridades de Ciudad Juárez desde otros lugares de México, del mundo, y desde organismos como Amnistía Internacional que condenó la actuación de la Policía Municipal.

Las imágenes y fotos captadas por los propios manifestantes y subidas al internet han sido cruciales para mostrar qué pasó de verdad. Igual que ocurrió con el ataque de hace un año a otra manifestación pacífica donde la Policía Federal disparó a matar a los ciudadanos y casi mata al estudiante de sociología Darío Alvarez Orrantia (http://juarezenlasombra.blogspot.com/2010_10_01_archive.html) bajo los gritos de los juarenses que se atreven a salir a las calles a gritar la injusticia a pesar de las balas, las extorsiones, secuestros, las amenazas y desapariciones desde que comenzó la llamada guerra contra el narcotráfico del presidente de México Felipe Calderón. Y que se resisten a no hacerlo: muchos de los que estaban en esta última manifestación estaban en la que resultó baleado el alumno de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.

Todo comenzó en la tarde del martes 1 de noviembre. Un grupo pequeño, como de unas treinta personas, comenzaron a pegar cruces de papel rosas y blancas con engrudo (una mezcla de harina y agua con colorante rosa para imitar el color de la sangre) sobre bardas, lugares abandonados y negocios transnacionales como bancos o restaurantes de comida rápida. Una por cada uno de los asesinados.

"Pasaron algunos (policías) federales con miras telescópicas y algunos municipales un poco antes de que cruzaran la calle hacia el banco, llegó un gran contingente de patrullas de la policía municipal, unas 40, pegando a los manifestantes desde menores de edad, mujeres, ancianos", recuerda Memo León, uno de los manifiestantes.

"Gritaban los policías que agarraran a los de las cámaras. A mí no me detuvieron porque corrí varias veces pero golpearon y detuvieron a dos reporteros gráficos", explica.

El operativo policial -de los mayores que se recuerda en Juárez ni siquiera en los asesinatos cotidianos y masacres para ir a la búsqueda de los sicarios- detuvo en una primera tanda a 14 personas que fueron trasladadas a la estación de policía Aldama. Hasta ahí se dirigieron los manifestantes y familiares preocupados por la situación de los detenidos.

"Como no dejaban entrar ni siquiera a un abogado ni al visitador de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (Gustavo de la Rosa) decidimos pegar las cruces sobre el edificio de la estación de policía y los agentes salieron con armas largas. Yo llevaba dos litros de engrudo y les aventé un chorro y me agarraron a patadas y me arrestaron con otros 15 (manifestantes)", dice Julián Contreras, licenciado en filología desempleado, vecino de la colonia Villas de Salvárcar donde participó en la fundación de una biblioteca en una casa abandonada y varios servicios educativos para los adolescentes desde que se produjo la masacre donde fueron asesinadas 15 personas en una fiesta estudiantil.

Durante su detención de poco más de un día vivieron el sistema. Al conocido activista Gero Fong, del Frente Plural Ciudadano, se le intentó fijar cargos falsos de posesión de "tres kilos de marihuana y de cristal" mientras se le amenazaba de muerte "te va a pasar lo mismo que a Géminis Ochoa (líder de vendedores ambulantes asesinado tras denunciar extorsiones de las fuerzas de seguridad). Te vamos a chingar".

En su detención los indignados juarenses descubrieron con sus propios ojos quiénes están detenidos en la llamada guerra contra el narco.


"Allá dentro no hay sicarios, lo que hay es pura gente jodida. A toda la pobretada los encueran y les pegan, los ponen a hacer sentadillas", afirma Contreras, de 30 años de edad.

La Fiscalía General del Estado mantiene carpetas de investigación contra los indignados por lesiones contra policías municipales y a la propiedad. El Secretario de Seguridad Pública Municipal Julián Leyzaola asegura que los manifestantes tendrían que haber pedido permiso para poner las más de 9 mil cruces y que continuará aplicando la ley.

Leyzaola llegó al mando de la Policía Municipal de Juárez en marzo. Lo hizo desde Tijuana con una carpeta de investigación abierta por torturas a cinco hombres detenidos arbitrariamente según la Procuraduría de Derechos Humanos y Protección Ciudadana del estado de Baja California.

Desde su llegada, a petición de los empresarios de Juárez (muchos de los que organizaron un evento durante las dos pasadas semanas llamado Juárez Competitiva -con dinero del gobierno, de los juarenses- para cambiar la imagen de la ciudad mientras los asesinatos y la injusticia social continúan), su actuación se ha caracterizado por la mano dura, con la acusación de la desaparición de al menos tres personas a manos de la Policía Municipal bajo su mando.

Las agresiones más frecuentes son contra los jóvenes, algunos menores de edad y pertenecientes a organizaciones sociales como Red por la Infancia, a los que se les detiene de manera arbitraria y se les quitó el vehículo en el que realizan actividades socioculturales en las colonias populares para mostrar un mundo de posibles, de esperanzas, que las autoridades no ofrecen.


Ahora, tras la manifestación, la Policía Municipal de Ciudad Juárez se enfrenta a tres denuncias más: la de los dos reporteros gráficos agredidos y detenidos a los que se les privó de su material periodístico, la de los manifestantes y la de la Comisión Estatal de Derechos Humanos.

- ¿Qué has aprendido de esta detención?, pregunto a Contreras.

-"Quieren eliminar todo el foco de resistencia, y todos los activistas que denuncian la estrategia de represión, de limpieza social. No les salió como querían porque otra vez lo activaron y la solidaridad se dejó sentir. Los activistas en Ciudad Juárez estamos en mucho riesgo y se necesita crear acciones para generar organización.

Aquí no hay una guerra contra el narcotráfico sino una ola de represión con ese pretexto. Lo que estamos viendo que ahí (detenidos) no están los grandes capos.... Es la droga de las barriadas y esto se soluciona atendiendo con políticas sociales integrales.

Responsabilizamos en la generación de los diferentes vertientes de la violencia al estado: por sus nexos e imbricaciones con el crimen organizado, por su indiferencia para detener la violencia económica, por su purga de los bajos extractos de la criminalidad y de los sectores indeseables desde la lógica del capital con pretexto de la supuesta guerra contra el narcotráfico. Se está matando a los pobres de los pobres, a los más excluídos".

****Lo que ocurrió en vídeos:
(Fotos y dos primeros vídeos de Memo León. Tercer vídeo de Marrito):

*Parte 1 de la dentención: http://www.youtube.com/watch?v=4N0_uqsiyHQ