Encuentro el paisaje de la injusticia: ahora en la explanada de la Fiscalía General (de Justicia) del Estado. Lo veo en las personas que se acercan para denunciar desapariciones, torturas, violaciones, reconocer a sus muertos en Ciudad Juárez.
Y todo mientras converso con Sara Salazar que desde hace una semana no sabe nada de sus hijos Malena y Elías Reyes, y la esposa de éste, Luisa Ornelas.
Su hija, la reconocida activista Josefina Reyes y Rubén, ya fueron asesinados. Ella, el 3 de enero y él, el 18 de agosto del 2010. El pasado lunes 7 de febrero, como os contaba en otra entrada de este blog, un comando armado interceptó la camioneta en la que viajaba Sara con su familia, y se llevaron a todos los ocupantes menos a la señora Salazar y a su nieta Yarima, de 12 años.
Con Sara conozco a varias mujeres que acercan en su desesperación por ser escuchadas: por las autoridades. Como Rocío Francisca, violada hace dos meses y que todavía no ha visto la justicia a pesar de haber identificando a su agresor, que sigue libre (y quizá, violando a más en la ciudad de los feminicidos impunes).
Lo que hizo Sara para no silenciar su nueva injusticia es lanzarse a un plantón en la puerta de la Fiscalía, acompañada de lo que queda de la familia Reyes y varios estudiantes y activistas que realizan una huelga de hambre: en medio de un frente gélido, que dejó a Juárez por unos días sin electricidad y agua: como es la vida todos los días en algunas de las colonias más pobres de esta ciudad mexicana fronteriza con Estados Unidos. Y ella, a sus 76 años, lidera con su hija Marisela Reyes, la primera forma de protesta más extrema desde que comenzó la llamada guerra contra el narcotráfico del presidente Calderón.
Ahí, entre una tienda de campaña para dormir, leña para calentarse, pancartas que gritan justicia, el regreso con vida de los Reyes, se lanza la Campaña Por Defensa de la Vida. Y Sara me comenta que el dolor de no saber dónde están sus hijos es más duro que el que sintió cuando asesinaron a Josefina y Rubén. Es la agonía de la espera:
"Quisiera saber dónde los tienen, cómo los tienen, si les dan de comer o tienen frío. Yo les pido a estas personas por favor encarecidamente que me las entreguen por favor, como sea, pero que no los entreguen", dice sacando las lágrimas que ha contenido en su entereza forjada en varias luchas.
En este paisaje de injusticias está la esperanza: en unos taburetes que los huelguistas han instalado para que los niños que acuden con sus padres a la Fiscalía se diviertan pintando mientras intentan ser escuchados en sus demandas. Pero ésta siento que se quiebra cuando veo que lo que dibujan son hombres asesinando a otros, muñecas de color negro, el rojo de la sangre en la arena del desierto. Es su Juaritos. Y lo cuelgan en los cristales de las puertas de la Fiscalía que luce el letrero de su antiguo nombre: Subprocuraduría de Justicia.
El ambiente es alegre, a pesar de la incertidumbre. Llegan personas a donar madera, agua, cobijas. Lo hacen mientras escuchan una melodía que dice "tienen miedo, porque no tenemos miedo" o grupos como El Cántaro se acercan a interpretar lo mejor de la música tradicional de Latinoamérica.
Marisela Reyes, uno de los cuatro hijos que le quedan a Sara sin haber sido asesinados o levantados, se siente agotada por la huelga de hambre que inició hace una semana e intenta dormir entre los niños que ríen, los jóvenes que sueñan con una Juárez alejada del horror constante.
Se despierta con una llamada de una periodista local que le dice que se ha encontrado el cuerpo de su hermano y que quiere entrevistarla. Ella le dice que no puede ser, que no saben nada.
Los hueguistas van a la página del principal periódico del estado El Diario de Juárez y es la noticia destacada de la portada, con vídeo incluído y sin ninguna fuente: Habrían hallado el cuerpo de Elías Reyes... !a metros de un control militar!
Marisela entra a la Fiscalía para preguntar sobre esa noticia publicada. Lo hace "con mucho miedo de toparse uno con algo que en realidad no quiero, porque preparada no estoy" y cuando las autoridades le enseñan las fotos de ese cadáver que se ha encontrado en un canal del poblado de San Agustín, ve que no se trata de su hermano.
"No coincidía la ropa. Yo estaba segura que no era. Es un viejito, mayor de 70 años, está muy canosito y mi hermano es conchudo, tiene pelo muy negro. Yo traía todo junto, el dolor, el coraje, es algo bien fuerte y gracias a Dios que no fue mi hermano y la impresión fue muy fuerte", afirma Marisela Reyes.
"Seguimos en pie y en la lucha, y de aquí no nos van a mover hasta tener resultados, con el susto que nos llevamos ahorita, que encontraron y que no eran, regresa la esperanza que el estado sabe dónde están y van a regresar con vida los tres", agrega.
Intento confirmar la información con otra fuente. No localizo al vocero de la Fiscalía. Pero Gustavo de la Rosa, el visitador de la Comisión Estatal de Derechos Humanos adscrito a la Operación Coordinada Chihuahua (la versión local de la llamada guerra contra el narco) me dice lo siguiente:
"El cadáver encontrado no es el de Elías Reyes. Es una persona de 81 años, que trabajó de parquero en la ciudad. No tiene ninguna semejanza con Elías ni por la edad (58) y por la costitución. Me lo confirmó la Fiscal del distrito que no era".
*Los asesinatos fueron 12 en este lunes 14 de febrero. Entre ellos, una mujer y sus dos hijas, al parecer menores de edad. Con ellos, 98 en lo que llevamos en el mes de febrero y 318 en este mes y medio del 2011.
De los cadáveres que me encontré hoy me quedo con una imagen: la de un niño, con su mamá, contándome cómo fueron los balazos en la Colonia Héroes de Revolución para un hombre en un carro que "el sábado había empeñado su licencia de manejo (en una tienda de abarrotes) para seguir bebiendo una chelas".
El cuerpo está en la esquina del Panteón Colinas de Juárez. Reconozco el lugar. En los últimos cinco o seis meses han matado a varias personas en esa zona sin pavimentar donde se encuentra la calle Miguel de la Madrid. Y las historias de cómo fue siempre me las han platicado los niños.
****Para seguir todo lo que está pasando en la huelga de hambre os recomiendo este nuevo blog, Por la vida:
Nadie sabe nada de los levantados y desparecidos en Juárez, los únicos que lo saben, las autoridades, deciden callar y no hacer su trabajo. En México gobierna la impunidad y la injusticia; por más que se ofendan las autoridades de este país hay verdad en lo que se dice en USA, el narcotráfico está infiltrado en el gobierno de México.
ResponderEliminarSiguiendo la huelga de hambre de la familia Reyes como si con ella se nos fuera la vida.
ResponderEliminarViendo documentos de jovenes mejicanas que tan sólo buscan el cohecho con un político o un narcotraficante para llevar una vida de lujo.
No hay palabras, tan sólo un inmenso sentimiento de solidaridad y empatía con todos ustedes, desde España.
Hola Judith toda mi solidaridad para ti y la familia Reyes. ¿qué decir ante tanta sinrazón?
ResponderEliminarPues que me consuela saber que en la otra parte podemos ver personas valientes y generosas que no os cansáis de luchar.
Saludos desde San Roque (Cádiz)
Mi pésame a la familia Reyes y todo mi cariño para Doña Sara. Si ya es duro que a una madre le maten un hijo no puedo ni imaginar el dolor que sentirá la pobrecita ahora que le han dejado sin ninguno,
ResponderEliminarCuánto lo siento,