lunes, 10 de diciembre de 2012

Ernestina Enríquez: "A nuestras hijas (desaparecidas en Juárez) no las buscan como a Jenni Rivera"


Hace poquito más de un año, el 2 de diciembre, Ernestina estaba enterrando a su hija Adriana Sarmiento. O a lo que quedó de su pequeña: tras desaparecer a los 15 años de edad  y permanecer dos años "olvidada" por las autoridades en el Servicio Médico Forense (Semefo), mientras ella iba vendiendo lo que tenía para buscarla por todo México.

Adriana, que desapareció el 18 de enero de 2008 en la zona centro, era alumna de la preparatoria Ignacio Allende, en la que estudiaban seis jóvenes desaparecidas.

Ernestina comienza a deslizar en el suelo unos zapatos similares a los que llevaba su hija. Está con otras mamás de desaparecidas en Ciudad Juárez. En la explanada de la Fiscalía General del Estado en un lunes en el que el mundo conmemora el Día Internacional de los Derechos Humanos.

Los zapatos son rojos: como la sangre que se ha derramado en los diecinueve años de feminicidio impune en esta ciudad fronteriza con Estados Unidos.

"Siento mucha tristeza porque uno de esos zapatos es como si hubieran sido los de mi hija", dice Ernestina Enríquez, de 56 años, que trabaja limpiando casas. "Mi hija era muy bailadora, le gustaba mucho la cumbia. En esos zapatos ya nadie va a bailar".

Ernestina no está sola. Le acompañan la mamá de Silvia Arce que sabe lo que es tener una hija desaparecida desde hace quince años, la de Jessica Ivonne Padilla Cuéllar, Nancy Navarro,  Janeth Paola Soto Betancourt, Brenda Berenice Castillo, Cinthia Jocabeth Castañeda,  Esmeralda Castillo Rincón, entre otras.


El aire está frío en una mañana de cielo azul intenso. Para llegar hasta la Fiscalía, Ernestina ha tenido que dejar su chamba de hoy, tomar dos ruteras del pésimo transporte público de Juárez y ya no le quedan más pesos más que para tomar una: tres horas en bus.
Le pregunto por qué está aquí: en una protesta con 300 pares de zapatos, que recuerda a la instalación artística organizada por una ong estadounidense hace siete años con zapatos de los soldados y civiles muertos en Irak. Es el vacío del dolor agravado por los porqués sin responder: la injusticia que reproduce las desapariciones, los feminicidios. Y que expresa ahora la artista mexicana Elina Chauvet, nacida en Casas Grandes y residente en Europa, actualmente en Italia, con la que un día las mamás quisieran conversar.

"No hay avances en la investigación. Ellos (las autoridades) ya pagaron el funeral y con eso está arreglado todo, ya cumplieron.
Somos personas que vivimos lo mismo y pues total a mí ya me entregaron lo que yo buscaba, pero hay otras que todavía no las entregan, quizá estén guardadas, escondidas como la mía. Yo me puedo decir afortunada o me puedo decir desafortunada, pero entre lo desafortunada puedo decir que soy afortunada porque hay personas que se les está entregando una pieza o dos piezas y eso no es su hija.
Es algo bien triste, comes porque tienes que comer, duermes porque tienes que dormir, pero no hay vida. Y luego te la entregan cuando se les da su gana, la tienes y es otro sufrir para acostumbrarte que ya no va a regresar".

Ernestina va buscando por la instalación los zapatos rojos que le recuerdan a su hija. Como otras mamás. Comenta lo mucho que le gustaba bailar a Adriana Sarmiento las canciones de la "Diva de la Banda" Jenni Rivera, que en las primeras horas del domingo desapareció junto al avión en el que viajaba en el estado de Nuevo León. Y las autoridades iniciaron una búsqueda inmediata encontrando restos, que prometieron analizar en un tiempo récord para que la familia de Jenni pueda enterrarla lo antes posible.

"Sí, es que ella era muy importante y tenían que encontrar sus restos. A nuestras hijas desaparecidas no las buscan en helicópteros como a Jenni Rivera. Ella era una importante muertita. Las de nosotros no, son mujeres de Juárez... a quién le importan, quién las busca y si las encuentran, nos las esconden, nos devuelven huesos. A nadie le importan, a nadie".

La hija de Anita,  Jessica Ivonne Padilla Cuéllar, desapareció a los 16, un 7 de julio de 2011
Lucy, mamá de Nancy Navarro: desaparecida a los 18 años, un 13 de julio 2011

1 comentario:

  1. Es tanta la rabia, la decepción ...¡el asco! que a veces pareciera que nos quedamos sin palabras ¡y no debemos!
    Ya no seguimos contando los muertos, ya continuamos platicando mientras las noticias hablan de los que aparecieron ese dìa...¿en que nos estamos convirtiendo? Me da miedo que lleguemos a ser una sociedad que pueda convivir con el horror que nos rodea y que lleguemos a considerarlo "normal"..porque cierto es, la vida sigue. Y asi como esas madres que "tienen" que comer y dormir y que les llega el momento de poder sonreìr o hablar de otro asunto, aunque la procesìon vaya por dentro ...porque son simplemente seres humanos..¿como llegaremos a comportarnos los que no hemos sufrido una de esas horribles tragedias?. Pues quizás llegaremos a ver nuestro entorno, como quien vive en zona de guerra...como algo normal, o si no, inevitable ¿y los niños que estamos criando con este tipo de noticias? porque ya son varios años...URGE que la sociedad sea mas participativa, que salgamos TODOS a la calle, que realmente seamos empàticos con los cientos de miles que han perdidos familiares, porque serìa mas que triste, vergonzoso, que acabásemos siendo un pueblo que se conforma con rezar todos los días pidiendo porque no les suceda a los suyos, y que nos valga un cacachuate lo que pase fuera de las 4 paredes de nuestras casas.

    ESTO YA HA DURADO DEMASIADO

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