El sonríe. Con su trofeo en las manos. Lo acaba de ganar en una competencia de fútbol.
Y ella, con sus ojos en lágrimas: al recordar cómo se salvaron de la masacre de Villas de Salvárcar, donde fueron acribillados 15 de sus amigos y vecinos, y resultaron heridos otros 11.
El (segundo en la izquierda, en la primera foto) es Omar Rivera y tiene varios amigos menos. Asesinados. Trabaja y estudia ingenieria de sistemas. Ella, Lisa Pineda de 23 años. Es operadora en una fábrica maquiladora. Están con Juan Manuel Alcántara, de 20 años y estudiante de sistemas de computación.
"Está chido ver cómo se aliviana la comunidad", dice Rivera con una figura de un jugador de fútbol dorado en sus manos que muestra orgulloso. Su equipo quedó esta tarde en el tercer lugar. En este parque. Detrás de las casas donde fueron asesinados sus compas en una fiesta de cumpleaños, un sábado 30 de enero: Y el presidente de México, Felipe Calderón -embarcado en su llamada guerra contra el narcotráfico- justificó las muertes de estos estudiantes vinculándolos al crimen organizado y al narco. Sin haber investigado.
Hasta que se tuvo que disculpar mientras su legado presidencial se cuestionaba. En cierta manera, estos chavos asesinados tuvieron más suerte. A otros jóvenes, que son ejecutados en pequeños eventos, no les tocan ni las disculpas. Los asesinan y pasan a la lista negra. La de haberse ganado la muerte. Por estar, supuestamente, con el narco. Y a sus familias nunca les ofrecen ni promesas de justicia. Así, con las feroces críticas, el presidente Calderón vino en febrero -por primera vez a Juaritos desde que comenzó su guerra contra el narco apoyado por los soldados y las fuerzas federales- y presentó un plan (social) llamado "Todos somos Juárez, reconstruyamos la ciudad".
Y prometió que a los 100 días habría resultados. Pero pasaron y no se cumplieron ninguno de sus objetivos programados para esa fecha. Y en Ciudad Juárez, con más de 6 mil asesinados en estos dos años y medio, sólo están seguros los muertos. Y los que han buscado refugio en EE.UU o el interior del país.
Es sábado, 5 de junio. En Juaritos. Y esto no es un sueño: estoy en el parque de esta colonia obrera azotada por la violencia. En las calles Villas de Cedro con Leñadores. Pero los niños están jugando. Los mayores, también. Unas mamás están compitiendo por ser las campeonas en vóleibol. !El ambientazo es fantástico! Pienso en el pasado. Cuando se podía vivir en Juaritos sin peligro de ser asesinado, secuestrado, extorsionado.
Unos pequeños bailan canciones infantiles de la mano de una chavas disfrazadas, hasta que comienza un concierto de uno de los grupos locales de Pop, que ya no tocan en muchos de los antros (cerrados, incendiados) de la ciudad. También están los que danzan los bailes folclóricos, las polkas de Chihuahua.
Ella tiene 15 años. Y es Lupe Carreón (segunda a la izda, quinta foto). Tiene calor. Estamos a 42 grados centígrados en esta ciudad desértica donde miles de familias no tienen agua potable. También, lo que tiene Lupe es mucha alegría. De poder haber contribuído de alguna manera a recaudar fondos para la primera biblioteca de la colonia. En este festival o Kermés donde hay de todo: juegos infantiles, bodas de broma y espontáneas con muchas risas, venta de artesanías. Hay esperanza.
La biblioteca se llama "La Unión de Villas". Como el nombre del comité de vecinos que nació tras la matanza (sin esclarecer y con inocentes convertidos en culpables) de los mejores deportistas y estudiantes de la colonia. Se sienten unas energías bien padres. Los adolescentes entran en ella, la limpian, la pintan, la crean. La miman.
Y está ahí, delante del parque. Se hizo realidad en apenas tres semanas, me cuenta uno de los vecinos, Julián Contreras, licenciado en Letras. Lo hicieron rescatando una de las 116 mil casas que hay abandonadas en Ciudad Juárez, según datos oficiales.
Unos pusieron la pintura, otros vendieron productos para comprar material, otros donaron lo que podían de sus pobres salarios de obreros de la maquiladora, muchos dieron 20 pesos (poco más de un dólar y medio) y esta mañana consiguieron un montón del libros. Fue en "Un kilómetro de libros", una propuesta que organizaron para recibir donaciones de libros. Comenzó en el centro comercial Las Torres y continuó por unas 15 mesas hasta llegar a la colonia Villas de Salvárcar.
La biblioteca tiene internet y será costeado por los vecinos, que seguirán organizando eventos para construir presente con futuro en su comunidad. Han conseguido algunas computadoras. Y cuatro maestros voluntarios apoyarán a los niños en sus tareas.
El jueves organizaron una rueda de prensa. Acudieron varios medios de información que lanzaron la noticia. Y que hoy no están aquí, en la Kermés, donde también se pueden devorar antojitos mexicanos y "lo mejor" del otro lado de la frontera: las hamburguesas y los perritos calientes.
"Ha habido una reacción impresionante", afirma Contreras. "Nos mandaron a la secretaria personal de Margarita Zabala (esposa del presidente), al representante de la Comisión Nacional del Deporte...."
Incluso, esta mañana, dice Contreras "comenzaron a llegar las máquinas para emparejar el terreno y construir la Unidad Deportiva Villas de Salvárcar", una de las promesas del presidente Calderón.
"La gente ve que tiene que hacer algo y están encontrando la forma", apunta Contreras. "Ha tenido una resonancia muy fuerte".
Me dio gusto verlo. Sonriendo. Vendiendo sus cuadritos de luchadores realizados con resina. También, imitaciones de grandes pintores que él mismo realiza y collarcitos artesanales. Conocí a Alonso Encina en el velatorio de su hijo José Adrián. Y no fue fácil hablar con él. Tardé varios días para que confiara en mí. Ahora me llama a lo lejos, me sonríe con su esposa y me comienzan a contar su nueva vida. Sin él.
"Ahí quedan más muchachos, hay que seguir adelante", me comenta Reyna Alicia Hernández, la mamá de José Adrián Encina, la señora que podéis ver en la cuarta foto, vestida de rojo. "Yo vivo con mi dolor, a veces ando bien y a veces cabizbaja, y así me la paso, dedicada a mis dos otros hijos".
Y Alonso, huérfano de su hijo universitario y ahora desempleado de una maquila en la que trabajó durante 20 años, dice que "se siente uno bien (con las iniciativas vecinales), antes todo estaba muy serio, se está uniendo mucho la gente, y estamos echándole ganas todos ".
Como Luz María Dávila. Que se quedó sin sus dos únicos hijos: Marcos y José Luis Piña, de 19 y 16 años. Y le dijo al presidente Calderón, en su primera visita tras la masacre, lo que nadie se atrevió a decir.
En el cuarto mes sin sus hijos, su esposo le obsequió una muñeca. Que sonríe en el sofá de su casa. Y en los brazos de Luz. Se llama Azul.
*****ULTIMA HORA/Autoridades federales reaccionan tras una biblioteca creada por los vecinos:
1. La Secretaría de Educación Pública de México (SEP) anuncia el domingo (al día siguiente de la inaguración de la biblioteca) que el lunes a las 9,30 de la mañana iniciarán la construcción de la Unidad Deportiva Villas de Salvárcar. Convoca a reporteros, fotógrafos y camarógrafos.
2. También, en otro comunicado, señala que el domingo entregó -dentro del plan del presidente Calderón "Todos somos Juárez"- una donación de 331 títulos en 550 volúmenes a la biblioteca "Unión de Villas" creada por los habitantes de la comunidad de Villas de Salvárcar.
Los vecinos de Salvárcar rechazan la versión. Dicen que recibieron un donativo de la biblioteca Torentino, sin saber que éste iba a ser utilizado para realizar un extenso comunicado de prensa donde se incluía esta donación como parte del plan del presidente Calderón. Los vecinos aceptaron la donación sin pensar que iban a ser utilizados con fines políticos. "Con este acto oportunista desnudan sus intenciones de querer deslegitimizar la organización vecinal de Villas de Salvárcar, como un proyecto alternativo para solucionar nuestros problemas, tratando de hacerlo pasar como parte de su estrategia de reconstrucción del tejidos social", afirma Julián Contreras.
Al conocer la noticia, los vecinos se negaron a participar en el evento mediático del inicio de la construcción de la Unidad Deportiva Villas de Salvárcar.
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