Esperó a que la noche llegara: para permitirse llorar. Con sus fotos, sin ella. Sólo con el recuerdo:
Mallas negras, zapatos negros bajos, blusón de tirante gris con blanco y cinto negro. Miércoles, 13 de julio del 2011. Colonia Francisco I. Madero. En Ciudad Juárez. Las 11 de la mañana.
-Mamá voy a ver si me dan trabajo, voy a ir al centro, a Modatelas, a los puestos de telas.
-Andale pues m'hija, mucho cuidado.
Desaparecida. Hoy hace un año. Nancy Navarro, mamá soltera.
"Toda la gente me ayuda menos las autoridades y no hemos tenido respuesta", comenta Lucy Muñoz, de 38 años de edad y mamá de cuatro niños de 14, 8 y 6 años, además de Nancy.
Silencio. Unas lágrimas. Continúa. Porque sabe que no queda otra.
El día fue de lucha. Comenzó despertando a su nieta Briana Naomi, de 2 años y tres meses, a las seis de la mañana:
-"Mi gorda, vamos a misa para seguirle pidiendo a Diosito encontrar a tu mami".
La pequeña dormilona no se demoró en levantarse ni un segundo. Las dos soñaron, cada una en su mundo, un mismo sueño mientras estrenaban unas playeras color rosa con la imagen de Nancy y un lema: "Mi esperanza está en Dios".
Desde la Iglesia de Santa Cecilia, en la calle Francisco González Bocanegra, recorrieron el tramo de la ruta 2B, el que debió de tomar Nancy Navarro para ir hasta el centro, y caminando por más de una hora con familiares, amigos y padres del Comité de Madres y Familiares con Hijas Desaparecidas y bajo un intenso calor, llegaron a la Catedral mientras empapelaban cada rincón hojas de alerta con la foto y datos de la desaparición de Nancy.
Se pararon en la antigua cárcel de piedra "donde están los municipales que supuestamente cuidan el centro". Y comenzaron a gritar con más fuerza su dolor:
- ¿Qué queremos?
- Que las encuentren
-¿Cómo?
- Vivas
-¿Cuándo?
- Ahora.
Cuando Lucy veía a jovencitas hermosas como Nancy Navarro, se acercaba a ellas, les daba un mensaje que había preparado para encontrar a su hija y les decía:
- Cuídense mucho m´ija porque ella es mi hija. No lo tires, si no lo quieres dáselo a otras personas.
Y ellas, le respondían que no perdiera la fe, que la iba a encontrar, que siguiera adelante.
Las horas pasan. Las noticias no llegan. Los vecinos, familiares y amigos que le acompañan desde la desaparición para rezar y buscar su hija, no le han dejado sola en todo el día. Saben que tras la protesta su esposo se fue a su trabajo de mesero en un restaurante para tener con qué comer mañana.
"Yo he tenido muchos ángeles alrededor de mí, como espero que mi hija los tenga. Yo sé que ella no está por su voluntad, pero que no tenga miedo, que Dios le va a dar fuerzas para salir donde quiera que esté y que vamos a estar con los brazos abiertos, que piense en su hija cuando tenga oportunidad de hacer algo, de escaparse, de salir dónde esté...".
Son las 10 de la noche en el hogar de los Navarro Muñoz. La lluvia, que ha azotado con fuerza estos días en Juaritos, ha convertido el arroyo detrás de su casita en un basurero de llantas que contrasta con la limpieza y el orden de su casita que surge de un agujero en el desierto, en el que cuando llueve el agua discurre salvajemente por los terrenos sin alcantarillado.
"A estas horas andaba como loquita buscando a mi hija donde quiera. Era un día que estaba lloviendo y andábamos entre el agua yo, mi hermano, mi cuñada, en la policía, en hospitales, a preguntar por el centro. Yo recuerdo a mi hija como si fuera hoy en la mañana cuando estábamos almorzando juntas y se fue al centro a buscar trabajo...",
Cuando Lucy sale unos minutos de su hogar, su nieta Brianita le pregunta a su regreso: ¿Ya viniste? ¿fuiste a buscar a Nancy?
"A veces no quiero que me diga eso", reflexiona. "Porque pobrecita, me ve que llego y nada".
Así desde hace un año. Con todos los minutos, horas, días y meses de espera. Como otras madres.
"Lo que más deseaba hoy era encontrar a mi Nancita, abrazarla y decirle cuánto la he extrañado. Me levanto dándole gracias a Dios por otro día de esperanza para ver a mi hija".
******En su dolor Lucy Muñoz escribió un mensaje para la comunidad juarense, que me pidió compartir con vosotros:
Un día como hoy 13 de julio comencé a extrañar a mi hija. Desafortunadamente ella forma parte de las mujeres desaparecidas de esta ciudad, y aunque pensé que mi familia nunca pasaría por esto, hoy tenemos que aprender vivir con la ausencia y con la esperanza de volver a abrazar a mi hija.
Por ese motivo, quisiera invitarlos a que tomen conciencia de este problema que sucede actualmente en nuestra ciudad para que no permitan que sus hijas asistan solas a la zona centro, y así como proporcionar datos personales a desconocidos, que ofrecen falsas promesas d trabajo y superación personal.
Es importante tener en cuenta que a todos nos puede pasar en el momento menos esperado, y nunca digas "a mí no me va a suceder".
Gracias por leer y aceptar este mensaje. Espero que sea de utilidad para la comunidad juarense.
Atentamente,
Familiares de Nancy Ivette Navarro, desaparecida el 13 de julio de 2011.