jueves, 31 de diciembre de 2009
El día en que la DEA anunció ataques contra civiles: 10 muertos, civiles, como casi todos los días.
lunes, 28 de diciembre de 2009
Ciudad Juárez despide a Esther Chávez Cano
“Es una llamada de atención a las autoridades por cada mujer muerta, por cada crimen impune, por el futuro de esta ciudad con más de 10 mil niños huérfanos en esta guerra contra el narcotráfico que de la pobreza está creando a los sicarios del futuro”, explica Irma Casas, directora operativa de Casa Amiga, el primer centro de atención a víctimas de violencia en toda la frontera norte mexicana que fundó Esther Chávez Cano en 1999.
Esther llegó a Casa Amiga en un vehículo. Otras, como María Guadalupe Orozco Pizarro -trabajadora de una maquiladora- acudieron en una rutera, viajando por más de dos horas por calles sin pavimentar, como el 60 por ciento de Ciudad Juárez.
“Era más que mi mamá, me ayudó con terapia para mí y mis hijos, con la renta, me ayudó a quererme“, me comentó Orozco, entre lloro y lloro, que había sabido de la muerte por la televisión.
La mujer, acompañada de sus niños la había conocido hace apenitas un año, cuando estaba internada en el hospital por los golpes de su esposo y Esther, al enterarse tras recibir una sesión de quimioterapia, fue en su búsqueda.
Esther llega. Y comienza la música, que tanto le gustaba. Gritan "Ni una más". Recuerdan sus obras. Incluso, están presentes otras activistas que tanto la criticaron, que se van tras los periodistas. Anuncian la presencia Guillermo Dowell, el secretario del ayuntamiento de Ciudad Juárez, que va a entregar a la familia una placa que simboliza una nueva calle que llevará el nombre de Esther Chávez Cano. Pero Dowell nunca aparece. A pesar de que minutos antes dijo que estaba en camino.
Continúa la celebración de vida de Esther, la voz que se quiso callar tantas veces. Que alertó, hace 17 años, de lo que ocurre ahora. Y la fiesta sigue con un mariachi. Pero muchos lloran. Se abrazan. Al verla, ahí, dormidita vestida de rojo, su color favorito.
Y pienso: A Esther Chávez Cano la habrán recibido en un universo menos cabrón las mujeres por las que luchó. Y que hoy están muertas. Sus últimos gritos fueron contra la llamada guerra contra el narcotráfico del presidente Felipe Calderón, el mismo que le entregó hace un año el premio Nacional de Derechos Huamanos, tras múltiples reconocimientos internacionales. Y Esther no se calló. Ni en su discurso feroz contra el gobierno mexicano. Eso, ni muerta.
viernes, 25 de diciembre de 2009
Fallece Esther Chávez Cano: Ciudad Juárez sin la voz
Desde hace unos meses, Esther Chávez Cano se desmonoraba como Ciudad Juárez, la ciudad más violenta del mundo. Los muertos de cada día -con sus más de 10 mil niños huérfanos en este año - la mataban poco a poco, pero también la realidad que vivía al acudir a recibir quimioterapia al hospital del seguro social en Ciudad Juárez.
“Hemos creado un monstruo y ahora no lo podemos controlar”, me decía Esther Chávez Cano, de 77 años que falleció hoy, Día de Navidad, a las 6 de la mañana en su hogar de Ciudad Juárez.
Ahí encontraba a mujeres que iban a su cita contra el cáncer cuando tenían dinero para el bus y lo hacían golpeadas por sus esposos, mujeres que no tenían qué comer tras haber perdido a sus hijos y esposos en la controvertida guerra contra el narcotráfico del presidente Felipe Calderón.
Me acuerdo lo que me dijiste, Esther, cuando el presidente de México envió sus tropas a Ciudad Juárez. Me asustaste un chingo porque sé que nadie como tú puede analizar mejor la situación que vive nuestra querida Juaritos, nuestro México tan lindo y tan cruel. Y fíjate, que todo se está cumpliendo. Hasta que te fuiste esta mañana, llevábamos 2,604 asesinatos. Más los 1.607 muertos del año pasado. Las violaciones de los derechos humanos de los militares son constantes. No sólo roban sino matan. Y todo bajo el imperio de la impunidad. Como avisaste.
Hoy me sentí un poco extraña, Esther. Cuando dejaste de respirar, quise llorar pero no me dejaste. En lugar de eso, sentí un abrazote enorme y unas ganas enormes de luchar. Me dije: "voy a contar al mundo quién fue Súper Esther".
Así que ya ves, me puse primero a avisar a grandes amigas tuyas. A Eve Ensler la encontré en Congo y corriendo llamó a Jane Fonda. Y de ahí, seguí con Gloria, Verónica que tanto las quieres, y a una mujer que tanto admiro y que conozco desde hace poco, Lydia Cacho y que ya sé por qué me cayó tan fenomenal cuando la conocí. También platiqué, entre otras, con la señora Villigrana, que volvió a sonreír gracias a Casa Amiga, tras haber estado en la agonía de esperar alguna noticia de su hija por 15 años. Y lo que recibió fue un cráneo.
?Sabes? platicando con tu hermano Héctor esta mañana, acabamos riendo. Dijimos.. !esta Esther está haciendo de las suyas!!
Te conocí hace 12 años en la situación más insospechada para mí: una conferencia en una universidad de Gringolandia donde a ti te invitaron para hablar de tu activismo y a mí, no sé cómo, de mi cobertura de temas migratorios. Era una chavita grandota. Yo ni sabía quién eras, eso que me habían hablado pestes de tí. Las calumnias pagadas en El Diario de Juárez por el gobernador del estado de Chihuahua eran como para salir huyendo de ti. Por cierto, para ellos todavía estás viva, porque no han escrito en su página en el internet ni una palabra sobre tu descanso a otro universo menos cabrón, mientras tu muerte es noticia en varios periódicos del mundo.
Me acuerdo lo bien que lo pasamos en esos cinco días hasta con un líder antiinmigrante de FAIR, en fin, que no sé cómo pero logramos entendernos. Yo creo que lo transformamos. !Ja,Ja, Ja! Tú posees ese don, de transformar todo lo que llega a tu vida, con tu corazón enorme y esa fortaleza que ya me gustaría tener a mí.
Hace 10 días que me diste de nuevo una lección. Fue el 15 de diciembre cuando las chicas de Casa Amiga se apresuraron a imprimir 20 copias del libro que estuviste escribiendo en estos dos últimos años, porque sentían que nos dejabas ahí, y que se publica oficialmente en marzo. El día anterior, casi te nos vas. Ni Paulita, que tanto te ha cuidado en este tiempo, confiaba en que llegarías. Pero tú te levantaste, te pusiste bien linda, toda coqueta con tus uñas bien pintaditas, tu pintalabios y tu cabello hermoso, y fuiste a Casa Amiga, en silla de ruedas y sin apenas voz. Y ahí gritaste justicia. Gritaste por esta ciudad que te atrapó cuando llegaste a ella hace unos 20 años, por este pueblo maravilloso que es el juarense. A veces ni te entendíamos, Súper Esther, pero tu seguías hablando, como si quisieras alertarnos de toda la tragedia que se nos venía encima para que hiciéramos reaccionar a las autoridades.
Cuando íbamos de regreso a tu casa, me pediste que comenzara a leerte tu propio libro. Comenzabas con el asesinato de María Luisa Carsoli, unos días antes de la Navidad de hace 8 años. Y casi no puedo seguir tu escritura apasionate. Me acuerdo cómo pasamos esa Navidad.
Desde hace tres días ya no hablabas. Sólo respirabas. Pero seguías escuchándonos.Y al hablarte, tú eras la que nos dabas la paz que tanto necesitamos. Eras la mamá soñada para miles en Ciudad Juárez y en el mundo entero porque nos adoptaste a muchísimas. A mí, desde las montañas vascas de la frontera de España con Francia.
Sí, fíjate, cuántos hijos al final tuviste...tú que tanto hubieras querido ser mamá con un hombre genial, pero yo creo que los intimidabas, con tu inteligencia, independencia y belleza. A muchas nos pasa los mismo, ni modo.
Hoy sólo quiero dar gracias al universo por haber vivido tantas aventuras juntas. Sé que mi querida Juaritos ya no será la misma sin ti. No encuentro voces que se atrevan a luchar contra toda esta barbarie con planes y soluciones prácticas, y una valentía que no tiene límites.Tú eras la voz y creo que hoy las 300 mil víctimas de violencia que has atendido, gratis, en Casa Amiga se sienten como yo, súper huérfanos pero llenos de esperanza y fuerza. Ese fue tu mensaje. Y te prometo, que no me rendiré. Te adoro!!! MIL GRACIAS, Súper Esther!!!. Soy Juditha, una de tus miles de hijas. 25 de diciembre, 2009. Día de Navidad, sin Navidad en Ciudad Juárez.
(Esquela de Esther. Cortesía de Casa Amiga. Presentación del libro de Esther, hace 10 días)
LA VOZ
Hay días en los que la quimio intenta apagar su voz. Se recuesta en la cama. Cuando piensa que su jornada termina, el teléfono suena:
–Esté tranquila, señora. Ahora voy.
El cáncer es una enfermedad cabrona. También lo es la realidad cotidiana en Ciudad Juárez: con sus muertos en nombre de la guerra contra el narco, sus viudos y sus niños, los retenes constantes, las desaparecidas.
–Estamos como hace dieciséis años. Peor.
Hay voces que anuncian el horror, y la esperanza. A la de Esther Chávez Cano se le intentó desprestigiar, en su propia tierra, con campañas mediáticas. Así actuó el ex gobernador Patricio Martínez para acallarla desde el mayor periódico del estado,El Diario de Juárez, del que Martínez es accionista principal. Pero no pudieron silenciarla. Tampoco detuvieron sus logros: en 1993 comenzó a elaborar una lista con los nombres de las muertas y desaparecidas de Juárez, que dio la vuelta al mundo. Después pasó a la acción: creó Casa Amiga, un centro no lucrativo que atiende integralmente, y gratis, a las víctimas de la violencia. Veinticuatro horas al día.
Esther, de 75 años, me dice:
–Vivimos cerca de Estados Unidos, que requiere del narco y nos controla. En Juárez los policías y las autoridades siempre han manejado la droga. Les dejaban la venta de la droga a unos o a otros, y así iban pasando los años, sin proyectos para detener la violencia hacia las mujeres, sin parar la venta de droga.
Nunca imaginó ver la ciudad militarizada:
–Yo tengo miedo, pero no por mí, yo ya soy vieja y voy de salida, sino por la juventud. Me pongo a pensar en cuántos niños han quedado sin padre. ¿Qué será de ellos si no se hace nada? Dentro de unos años serán los asesinos brutales que cortan cabezas o cuelgan cadáveres en las avenidas. ¿Quién se va a hacer cargo de ellos?
Hay voces que no se escuchan. Porque parece que lo conveniente es vivir dentro de un teatro del absurdo. Hasta que la realidad golpea. Con sus muertos. Y las noticias en la portada de los periódicos internacionales duelen más a las autoridades que los propios muertos.
–¿La solución? Que se vayan los militares, que asuma la autoridad civil su obligación o renuncie, porque fueron votados y muchos ciudadanos les entregaron no sólo su poder sino su confianza. Juárez es una ciudad fallida.
A Esther Chávez Cano, que recibió en diciembre del año pasado el Premio Nacional de Derechos Humanos de manos del presidente Calderón, no la calla ni el cáncer. Es dura de matar, lo dice mientras ríe. Hoy su voz es un susurro: le dieron la quimio. ~
viernes, 18 de diciembre de 2009
7 muertos en menos de 7 horas, al día siguiente de la muerte de Arturo Beltrán Leyva
miércoles, 16 de diciembre de 2009
"Le estoy avisando: tiene la casa con armas, drogas y secuestrados"
martes, 24 de noviembre de 2009
lunes, 23 de noviembre de 2009
Las muertas de Juárez, en segundo plano por los asesinatos cotidianos: 2,300 en este año.
sábado, 21 de noviembre de 2009
Revolución mortal, 99 años después
–Cada vez que paso por aquí, busco a la mujer de negro que ese mediodía estaba arrodillada junto al hombre asesinado. Desde entonces, hace casi un año, las cosas han empeorado. Se ha acentuado la banalidad del mal, esa naturalidad con que vemos hoy la violencia cotidiana. Hay que pasar por los lugares y recordar. La desmemoria es nuestro peor enemigo.
Una carretera sin pavimentar (como el cincuenta por ciento de ellas en la ciudad), rodeada de casitas construidas con los desechos de las fábricas maquiladoras, nos lleva a uno de los lugares míticos de la Revolución mexicana. Aquí estuvo la Casa de Adobe, utilizada como comandancia general por el ejército libertador. Ahora sólo quedan ruinas, basura y un busto de Francisco I. Madero que se asoma entre las ramas caídas de un árbol.
Estamos en el triángulo de la franja fronteriza de Ciudad Juárez, donde colindan Chihuahua, Nuevo México y Tejas. El paisaje del desierto es ferozmente bello: sus montañas peladas acarician el azul intenso del cielo. A unos metros, el río Bravo –en México–, el río Grande –en Estados Unidos–, se encarga de establecer la división entre Chihuahua y Tejas.
Pedro Siller me cuenta la historia con tanta emoción que sospecho que de pronto aparecerá galopando Pancho Villa:
–Debemos recordar y celebrar que hubo personas que tuvieron la valentía de soñar y pelear para cambiar las cosas. Ojalá hoy tuviéramos esa valentía. La violencia es parte de la historia de Ciudad Juárez, pero nunca fue tan fuerte como ahora. A principios del siglo pasado, tan violenta era Ciudad Juárez como El Paso. En ambos lugares dominaba una especie de “ley del Oeste”, pero ahora la violencia sólo ocurre del lado mexicano.
Atardece en esta ciudad donde a la gente se le arrebata su dignidad bajo la excusa de la guerra contra el narcotráfico, se le secuestra o se le tirotea bajo el imperio de la impunidad, la indiferencia de las autoridades y la presencia omnipotente del Ejército. Los rojos dan paso a los ocres para convertirse en los naranjas que juegan con la noche. Es hora de rendirse ante un coctel margarita en el mítico bar Kentucky, en el centro de la ciudad.
Poco queda de aquella Juárez de la Segunda Guerra Mundial a la que estrellas como Frank Sinatra, Elizabeth Taylor, John Wayne o Richard Burton venían a divertirse o divorciarse. Donde reinaba un ambiente de fiesta, con música en vivo y casinos abiertos de día y de noche. En el Kentucky, testigo de todo aquello, no hay nadie en una tarde de sábado: ni mexicanos y menos gringos, a pesar de los atractivos precios.
Hago una última pregunta a Pedro Siller:
–¿Cómo vive un historiador como usted la realidad cotidiana de Ciudad Juárez?
–Sin duda, la ves con ojos distintos. Las calles, los edificios, la Casa de Adobe, el edificio de la ex Aduana, el destino trágico de la ciudad... Todo esto es un reto para el historiador, ya que no sólo debe saberlo sino comunicarlo, hacerse entender. Esto es muy difícil cuando todos los demás sólo intentan sobrevivir, un día más, y luego volver a intentarlo el día siguiente.
**** Este es un extracto de un reportaje que publiqué en la edición de mayo de la revista mexicana Letras Libres (http://www.letraslibres.com/index.php?art=13767). Hoy, viernes 20 de noviembre, que se celebra en México el 99 aniversario de la Revolución, pensé en aquel recorrido mágico con Pedro Siller de hace sólo unos meses. En la Ciudad Juárez de antes y en la de ahora. También, en la que conocí hace 12 años. Y en sus pobladores: varios de mis entrevistados han sido asesinados. Otros, han huido. Leí el texto y llamé al maestro Siller como si quisiera encontrar una esperanza. Hoy mataron a 13 personas: seis en el día y siete en la tarde noche.jueves, 19 de noviembre de 2009
Con la mamá de Claudia Ivette González: culpa Corte a gobierno de México por 3 feminicidios en campo algodonero
"Le hecho mis bendiciones. Me da mucho miedo que desaparezca como Claudia Ivette pero estuvo mucho tiempo sin trabajar....", me comentó Josefina González Rodríguez, de 55 años, mamá de cuatro hijos (dos ya muertos: Claudia Ivette y Jesús, por cáncer en el mismo año que aparecieron los huesos de su pequeña), abuela de 10 y bisabuela de una niña de 3 meses.
Ocho años después -hoy, jueves 19 de noviembre- parece que la justicia comienza. Al menos, por presión internacional. La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) declaró culpable al Gobierno de México de tres feminicidios en el campo algodonero, donde aparecieron 8 cuerpos de mujeres, según uno de los abogados del caso, Emilio Ginés. La sentencia no es aún oficial y transcendió al finalizar la sesión del organismo dedicada a estos crímenes de mujeres impunes.
Josefina me recibió con dos mujeres llamadas Sonia Torres e Ivonne Mendoza, de la Red Ciudadana de No Violencia y Dignidad Humana, que habían llegado minutos antes de mi visita para comentarle a la mamá que "las únicas que tenían contacto directo con la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) eran ellas" y que todavía "no había ninguna sentencia en el caso del campo algodonero, que ellas serían las primeras en saberlo. Es muy irresponsable que ese abogado español (Emilio Ginés, defensor de las familias de las víctimas y miembro del Comité Europeo de Prevención de la Tortura) esté dando esas declaraciones tan irresponsables ".
La mamá de Claudia Ivette me miraba cómo para pedirme explicaciones a su alegría que había durado sólo unas horas. Esta mañana, llamé a Josefina para comentarle si me podría pasarme por su casita y entrevistarla por la resolución de la CIDH. La mamá no sabía nada. Y le expliqué lo poco que hasta entonces se sabía. "Qué alegría! Voy a bailar jarocho tapatío! ", exclamó.
Al ver su cara, todavía llena de tristeza y profundo desconcierto a pesar de esta condena histórica, pensé en la leyenda negra que nunca se cuenta de los grupos que surgen para defender, supuestamente, a las mamás de las desaparecidas y muertas. De las supuestas líderes del movimiento que van viajando por el mundo, a costa de donaciones internacionales, sin ser líderes de nada. Y me pregunté cuándo dejarán a las mamás vivir su alegría.
Y pensé en Emilio Ginés, en su pasión arrolladora por este caso, y en su asombro cuando hace poco más de un año vino por primera vez a Ciudad Juárez, a preparar toda la documentación para este caso. Fui la única periodista invitada como experta a las reuniones junto con otros expertos en el caso y madres. Nunca escribí nada sobre ese encuentro, en donde recorrimos la ciudad con guardaespaldas. Ginés venía desde Madrid acompañado por una actriz suiza, el director del Comité de Prevención contra la Tortura y Dominique, un camárografo divertídisimo de su organización.
Las cruces rosas con los nombres de las 8 jóvenes desaparecidas y muertas son sólo un recuerdo en fotos de archivo de periódicos. En el campo algodonero donde Oscar Máynez investigaba la aparición de las 8 osamentas -entre ellas las de Claudia Ivette González, Esmeralda Herrera Moneral, Laura Berenice Ramos Monárrez –hay ahora un hotel en contrucción. Es la zona del nuevo Consulado de Estados Unidos en Ciudad Juárez, la única área de la ciudad en donde el progreso no se detiene en un paisaje de terror con más de 2,356 ejecuciones en este año, dentro de la llamada guerra contra el narcotráfico del presidente de México Felipe Calderón.
Máynez –quien fuera jefe de periciales y medicina legal del estado de Chihuahua en Ciudad Juárez, por año y medio hasta su renuncia en enero del 2002- analiza la sentencia con la prespectiva del que trabajó en el caso y tuvo que renunciar por negarse a implantar evidencia falsa en los restos de las jóvenes, y convertir a dos inocentes en culpables. Y recibir amenazas. Es el pago a los funcionarios honestos."En México no existe el estado de derecho y sí, la sentencia del CIDH va a tener repercusiones. Quizá incluso tengan que sancionar a algunos funcionarios del pasado, como el actual Procurador de la República, Arturo Chávez Chávez", explica el experto.
Aunque la Procuradora del Estado de Chihuahua, Patricia González Rodríguez prefirió no hacer un comentario sobre la resolución hasta que sea oficial, señaló que la condena tiene un impacto negativo para el gobierno de México porque se hace un "señalamiento muy serio".
La vida continúa en Ciudad Juárez. Con su muerte sin respiro. Ahora no sólo es partrimonio de las jóvenes, pobres y bellas, sino de toda la sociedad. Es el precio de la impunidad.
-¿Me deja poner este cartel en el carro?, me pregunta una joven.
(El cartel dice: "Ayúdanos a localizarla!! Edad: 18 años. Mide: 1,60 mts aprox. Ojos: café. Extraviada desde: 11/12/09.
-Es nuestra prima. Leslie Gonzales.
Vanessa y Karen Muñoz, de 30 y 21 años, se pierden entre las calles de Ciudad Juárez, buscando una respuesta. Como otras. Desde hace 16 años.
*En Ciudad Juárez, México, frontera con El Paso, Tejas unas 500 mujeres han muerto -un tercio de ellas, por crímenes seriales. El resto de la lista que comenzó a confeccionarse en 1993 por Esther Chávez Cano, fundadora de Casa Amiga, es por violencia doméstica-. En estos crímenes seriales, como los del campo algodonero, el gobierno del estado de Chihuahua ha encarcelado a inocentes. Los abogados de éstos han sido asesinados. Sus muertes están impunes.
Hoy, por ahora, fueron asesinados dos policías ministeriales y dos de estatales, de la Cipol. Más otro hombre. Otros tres fueron acribillados en la colonia Melchor Ocampo, a eso de las 4 de la tarde. Por unos 30 casquillos. Charlie, uno de los testigos del hecho, me comentó que fueron dos camionetas con chicos de unos 20 años, sin cristales polarizados, los que acribillaron a los heridos. Charlie, que en el momento del tiroteo estaba limpiando un carro, tuvo suerte. Se lo dijo su padre: "No te toca cabrón".
miércoles, 18 de noviembre de 2009
El segundo grito del día: acaban de matar a tres niños, quizá a una bebita
Grito de auxilio
martes, 17 de noviembre de 2009
Pregúntale al sicario por qué mató a mi tío
-?Cómo se llama el sicario que conociste? Te voy a mandar su foto y sí es el mismo, pregúntale por qué mató a mi tío.
domingo, 15 de noviembre de 2009
Barricadas contra secuestros y asesinatos
En la calle donde vive el empresario juarense Jorge Contreras sólo quedan él y su familia. El resto, son casas en venta. Letreros que buscan un comprador que nunca llega.
sábado, 14 de noviembre de 2009
Tranquilidad, tras 20 prisioneros muertos en motín
Al llegar al módulo de alta seguridad del *Cereso estatal de Ciudad Juárez - la sección de la prisión donde el 4 de marzo murieron 20 reos en una reyerta entre pandillas- los internos me dieron la espalda.
Cerquita de él, está un sicario de La Línea, el brazo armado del Cártel de Juárez, que me contó su mayor preocupación: no poder abrazar a su pequeña, que cumple años este domingo 15 de noviembre. Lo hizo mientras miraba a la Santa Muerte, dibujada por él. Según las autoridades, Jesús Echeverría Vaquera ha matado a 36.
El gran problema de Javier Sida, nacido en Los Angeles de padres juarenses hace 29 años y perteneciente a la pandilla de Los Sureños, son sus tatuajes. Más que el homicidio que cometió. Las huellas de su piel contienen símbolos de las dos pandillas rivales en la prisión del Cereso: los Aztecas y los Mexicles. No es tan peligroso. "Sólo" mató a una persona. Pero en este módulo, aislado del universo carcelario, está más seguro. Del resto de los 650 prisioneros.
"Me siento más seguro aquí que en Ciudad Juárez", afirma Alfredo J. García, subcoordinador de seguridad en el Cereso estatal. Antes, fue vendedor de burritos en una ciudad que, desde que comenzó la llamada guerra contra el narco, se ha convertido en la más peligrosa del mundo.
*Actualización: La cárcel del Cereso estatal pasó a llamarse Cefereso 9 (Centro Federal de Readaptación Social) en septiembre del 2011, y el Cereso municipal fue el que tomó el nombre de Cereso 3.
Como en la calle, aquí hay miembros del Cártel de los Zetas (formado en sus orígenes por antiguos militares), con los del Cártel de Juárez y el de Sinaloa. Las fugas y las reyertas son comunes en una prisión con sobrepoblación, considerada como una de las más deficientes de México.
"Les tengo una mala noticia: acaban de matar a nuestro maestro"
El celular de Sergio Peneros (centro, en la foto) irrumpió en la esperanza: la reunión semanal de varios universitarios del Plan Estrátegico de Juárez, que se resisten a ver morir a su ciudad.
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