Desde pequeño siempre soñó en ser superman. Ahora lo es. A su manera. Tiene un arma que se desliza por la mitad de su cuerpo, enfundado en un uniforme de soldado que le da una cierta hombría a su cara de niño bueno. También tiene 20 años.
Nació en un rancho del estado de Guerrero. Su madre crió sola a los seis hermanos. Hubo días en los que no había ni para frijolitos. Para llegar hasta la escuela había que caminar unas dos horas.
A los 12 años de edad, un día vinieron a la escuela para ofrecerle un futuro de color más o menos verde, como el de la esperanza. Les hablaron de los beneficios de ser miembros del Ejército mexicano y él, como muchos de sus compañeros, comenzaron con la idea en la cabeza. A otros, los reclutó el narco. O el sueño americano.
El resto de los soldados a los que acompaño en un operativo por Ciudad Juárez dicen que decidieron serlo porque les gustaban las armas desde niños, la acción de las pelis gringas. Un soldado de allá, nada más cruzar el puente fronterizo hacia El Paso, hubiera contestado con gran probabilidad que lo hacía para servir a Estados Unidos.
Ahora duerme "como un perro". Y con sus manos hace los gestos para describirme la postura. Lo hace en una pequeña tienda de campaña que él mismo tuvo que comprar. Y que se encuentra en uno de los campamentos militares instalados en una antigua fábrica.
Es un chavo feliz. A esa hora en la que comienza a subir la adrenalina, con la velocidad en las unidades por las calles sin pavimentar y el polvo del desierto que se incrusta en la garganta en una noche alumbrada por una regordeta luna: parece ser que han descubierto una casa con droga. Hay varios vehículos afuera. Sospecha. Algunos con cristales polarizados. Aumenta la sospecha, según ellos. Invadimos la casa, como en la pelis, y al entrar vemos a un cadáver. Rodeado de mujeres, niños y mayores. Al muerto, lo están velando.
Y los soldados retroceden. Ni modo. La noche no ha hecho más que empezar.
***A los abusos de algunos de los más de 7 mil militares enviados por el presidente Calderón en la llamada guerra contra el narco, se suman ahora los de los federales que han pasado a tener el mando de la ahora llamada Operación Coordinada Chihuahua, según se acordó hace 9 días. Javier González Mocken que dirige la oficina municipal de quejas y denuncias contra los militares y federales explica que los que han denunciado esta situación son los dueños de bares y yonkes de carros. Todo comienza así: los federales llegan para solicitar una revisión del establecimiento en busca de armas y drogas, y al final, al no encontrar nada, les proponen que les den un dinerito o les siembran supuestas evidencias de droga.
Algunos "hombres vestidos de negro" pueden estar haciéndonse de oro. Porque no todos se atreven a denunciar las extorsiones: el gran negocio en la ciudad sin ley, mientras a la ciudadanía se la mata, secuestra o extorsiona bajo el imperio de la impunidad en una Juaritos militarizada.
ULTIMA HORA/domingo 1 de la tarde: Acaban de avisarme que el Ejército está queriendo entrar a la casa del activista Gero Fong Ronquillo, quizá el activista más visible contra la militarización en Ciudad Juárez. Ayer sábado organizaron una protesta cultural en la colonia Riveras del Bravo para exigir al Presidente Calderón que renuncie por su actuación en Ciudad Juárez, donde han sido asesinadas más de 4.400 personas desde que comenzó la llamada guerra contra el narco. Fong, de 35 años y programador de sistemas, de profesión, pide la orden de cateo a los soldados que están queriendo entrar en su casa, situada en la colonia obrera Alcázar, y al no tenerla, los soldados se van a buscarla. Unos 40 amigos de Fong se encuentran en la puerta de su casa para intentar reprimir la acción del Ejército, si es que llegan a implantar evidencias falsas. El evento de ayer contra la militarización fue organizado por la Asamblea Ciudadana Juarense, fundada por Gero Fong tras el asesinato del catedrático de sociología de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, Manuel Arroyo Galván, el 29 de mayo del 2009. "Es una posibilidad que sea una represalia por la acción de ayer", me dice Gero Fong en conversación teléfonica desde Nueva York donde me encuentro estos días. "Hace más de 2 semanas que mataron a la activista Josefina Reyes".
Súper interesante, Judith. A los que nos ha tocado ver cómo se han ido militarizando nuestras ciudades, muchas veces no nos imaginamos la vida que ellos llevan. Esa foto que nos regalas dice muchísimo.
ResponderEliminarTristes las razones por las cuales los jovenes se enrolan al Ejercito, más alla del amor a la patria y el espíritu de servicio se anteponen motivos inconsistentes, en el mejor de los casos los jovenes se enrolan para huir del hambre. Entonces, ¿qué podemos esperar de un ejercito sin ánimo de servicio para su país y su pueblo?
ResponderEliminarSaludos desde D.F.
yo tengo un sueño y te agradezco que le estes dando voz a lo que pasa en juarez, realmente como mexicano me duele a diario ver las ejecuciones y los ajustes de cuentas en todo el pais, tal vez por que cuando era niño en el pueblo de mi padre un 1 de noviembre me toco ver como un pistolero ejecuto a un hombre de avanzada edad eso me dejo marcado, al igual que e visto las lagrimas de las madres de villas de salvacar yo voy a entrar al ejercito tmbn x que mexico no sera libre hasta que se libere de estas lacras asesinas que son los capos, sicarios y carteles que en en su afan de obtener dinero destruyen vidas, enlutan familias y dejan a cientos de morros huerfanos cuando entre al ejercito tendre ciertas habilidades que apoyaran a la inteligencia militar con mi licenciatura
ResponderEliminares una gran responsabilidad como mexicano dar la cara por su pais aunque se que no vivire la vida como una persona normal adios novia fiestas y diversion por que la generacion actual no tiene los cojones para enfrentar este problema me gustaria que jovenes como el militar que describes viviera una vida normal pero para eso tendra que dedicar una vida toda una generacion de jovenes