Marisela Escobedo regresa del Palacio de Gobierno del estado de Chihuahua: en un ataúd.
Unas, portan siluetas (rosas) de mujeres: "Marisela, crimen de estado". Otras madres de desaparecidas llevan las fotos de Rubí Frayre, la hija asesinada de la ahora también asesinada Marisela Escobedo.
Saludo a la señora Evangelina Arce, que desde el 98 busca a su hija, Silvia Arce. Y me pregunto cómo las autoridades pueden dormir en paz.
Están en fila. Una detrás de otra. Con estudiantes, que han sido amenazados y golpeados por la Policía Federal enviada por el presidente Felipe Calderón en su llamada guerra contra el narcotráfico. Y con activistas.
Viernes en la tarde, a la entrada de Ciudad Juárez, en el Kilómetro 20. Marisela Escobedo, la mamá de Rubí Frayre, regresa de la ciudad de Chihuahua donde estuvo pidiendo justicia delante del Palacio del Gobierno Estatal y el jueves fue asesinada.
Su hija Rubí fue calcinada en agosto del 2008 por su pareja: Sergio Barraza Bocanegra, que fue exonerado en abril de este crimen y puesto en libertad.
Cuando la camioneta entra por la ciudad, un centenar de personas le reciben con: "Marisela, vive, la lucha sigue!". Lo hacen juntando sus manos, rodeando el vehículo donde van sus hijos, con su madre muerta, cortando la carretera por unos 10 minutos.
Berta Alicia García Ruiz -la mamá de Brenda Berenice Castillo -desaparecida a los 17, hace casi un año-, se acerca hasta la ventanilla para darles ánimos.
"Nos quitaron a una gran compañera de lucha. Ella nos enseñó a luchar, a no tener miedo, que nos defendiéramos de todo", comenta después la mamá de Brenda Berenice.
Lo mismo hacen otras, como Olga Esparza -la mamá de la universitaria Mónica Yaneth Alanis Esparza- desaparecida en marzo del pasado año, y su esposo Ricardo, con la que tantas veces habían compartido marchas pidiendo justicia.
El estar ahí, durante más de dos horas, esperando a que llegara el féretro no fue fácil para muchos de ellos, en una ciudad donde el transporte público es pésimo y la crisis económica azota con fuerza.
Luis Eduardo Rodríguez, de 49 años y desempleado de una fábrica maquiladora, gastó los últimos cinco pesos que tenía para recibir a la mamá de Rubí. Llegó desde la colonia Villas de Salvárcar, donde en enero fueron asesinadas 15 personas en una fiesta estudiantil y su hija recibió tres disparos, de los que intenta recuperarse.
"Me mueve el hartazo de la injusticia, y la impunidad y que sean los mismos gobiernos los que hayan posicionado la injusticia", dice. "Tengo mucho miedo, pero el miedo no me va a vencer".
Miro los rostros de los manifestantes. Y reconozo a Adrián Fuentes Luján, el recién graduado de diseño de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, que fue levantado por la Policía Federal y le obligaron a tomarse fotos con armas, tras haberse convertido en vocero espontáneo de la manifestación pacífica del foro contra la militarización donde los policías federales disparon contra los manifestantes e hirieron de gravedad a Darío Alvarez Orrantia, estudiante de sociología. Ahí estuvo la mamá de Rubí.
Veo a Julián Contreras, miembro del Comité de Vecinos de Villas de Salvárcar, que la semana pasada fue agredido por los Policías Federales que le robaron su cartera, y ahora porta la insignia que siempre llevó Marisela Escobedo, pidiendo justicia.
Y al verlos me doy cuenta de los que no están. De los que tuvieron que huir. O fueron asesinados.
"Estamos aquí para solidarizarnos, para acabar con la versión oficial que nos dice que aquí se están matando entre ellos (narcos), cuando vemos es todo lo contrario. Lo que vemos es una política de terrorismo de estado, cuando las fuerzas federales nos intimidan, nos golpean por el simple hecho de pedir paz y justicia para la ciudad", subraya Contreras, de 27 años, que participó, entre otros proyectos, en la fundación de una biblioteca en una casa abandonada, de la que fue robada la semana pasada una de las cuatro computadoras, la que contenía una base de datos de los vecinos.
Y Contreras, licenciado en letras, comenta: "Yo estoy esperando para saber si mi país (México) y si el mundo va a permitir que se extinga la poca resistencia que hay para detener esta barbarie del estado mexicano contra los juarenses".
ACTUALIZACION: Marisol Escobedo, enfermera jubiliada de 52 años, apenas pudo ser velada en la funeraria donde se encontraba. En la mañana del sábado el negocio de su pareja "Maderas y Materiales Monje" fue incendiado y se llevaron a su cuñado, Manuel Monje Amparán, de 37 años. La familia adelantó el entierro, que estaba previsto para la tarde del domingo, y la sepultó para tratar de evitar otros atentados. La despidieron con un gran aplauso. Como una gran heroína.
Desde que fue asesinada, Ciudad Juárez se siente más triste. Como si ella se hubiera convertido con su lucha en la mamá de todas, de todos. Como lo hizo con su nieta, la hijita de Rubí, de casi tres años, ahora huérfana también de abuela.
**** MARISELA, su lucha durante el Foro por una Cultura Diferente y contra la Militarización:
¡Ay Judith, se me pone un nudos en la garganta solo de ver estas noticias,...claro del Asesinato de Marisela Escobedo, me enteré ya antes por el Blog Cuentos y Otros Fantasmas de una amiga mia mexicana tambien ¡Hasta cuando tanta impunidad para los Crimenes de Estado?! Alli en Ciudad Juarez es que no les da tiempo ni a recuperarse...¡Malditos politicos y Militares...!
ResponderEliminarAbrazos y Mi Solidaridad con la Familia de Marisela y con todo Ciudad Juarez....
Losiento si lo que voy a escribir no tiene pies ni cabeza,acabo de leer esto y se me acelera el pulso.
ResponderEliminarSiento un odio profundo por el narcotráfico: por esta mierda de industria ilegal que mete a asesinos y sádicos en los gobiernos de los lugares más inestables, para hacer lo que les venga en gana.
Odio a los dirigentes políticos, policias y demás instituciones corruptas: ni toda la droga del mundo puede justificar todo el daño que estáis haciendo al mundo.Sois unos miserables....y solo puedo desearos lo peor.
En cuanto al resto de personas de Juaritos, estoy de todo corazón con vosotros. Estoy muy lejos pero me siento muy cerca, y desde aqui solo puedo pedir al gobierno de mi país que condene lo que está pasando, y concienciar a todos los que puedan de que no sean indiferentes a vuestra situación: que hagan todo lo que está en sus manos por luchar por vuestros derechos.
Un abrazo y todo mi apoyo a la gente honrada de Juaritos y a Judith por ponerles voz.
Los medios de comunicación hicieron eco de esta terrible noticia. Vimos a Marisela. Conocimos a Rubí su bellísima hijita.
ResponderEliminarAsesinato anunciado.
Pronto, mucho me temo que nosotros comencemos a conocer esa violación sistemática de todo derecho.
Ciudad Juárez se expande, se infla como un gran globo. Ciudad Juárez somos todos.
¡MARISELA, ENVIANOS TODA LA FUERZA! DE UNA VIDA IMPARABLE, SIN FRENOS.
Una flor, una canción, un silencio, una cruz, para sembrar las sombras.
Dios bendiga a esa gran mujer MARISELA ESCOBEDO, que ofrendo su vida exigiendo sus derechos, y que la JUSTICIA DIVINA, llegue a quienes privaron de la vida a su hija y a ella misma, asi como a todas las muertas de Juárez....
ResponderEliminarHola, es una pena que la corrupción sea tan profunda, tan agarrada a la tierra como las raizes de los árboles. Mi pesar absoluto a los familiares.
ResponderEliminarCuanto lo lamento.
Un saludo.