Enterró al padrastro de su hija Claudia Soto pensando en dónde estaría en aquel momento: se quebraba. María Antonia, que a sus 45 años de edad ha enviudado dos veces, se levantó hoy con coraje: el que se acumula cuando una hija desaparece y explota al llegar los aniversarios: el primer día, la primera semana, el primer mes, el primer año, el segundo. Sin ella. Con ella. Sin saber nada.
Comienza a recordar: 16 de marzo de hace dos años. A las siete de la mañana. Colonia Felipe de los Angeles. Claudia, de 19 años, besa a sus dos niñas. A ella, le abraza. Le dice que se dirige a la zona centro de Juárez, a llevar dos aplicaciones de trabajo para las tiendas Modatelas y la Parisina. Hace cuatro meses que la joven se ha separado del papá de sus dos pequeñas.
Las horas pasan. María Antonia comienza a marcarle al celular. Pero ella no contesta. Y piensa que quizá hayan contratado a su hija Claudia en algún comercio. Hasta que comienza a sentirse mal. Siente que está en peligro. La llama de regreso y el teléfono le envía al buzón de mensajes. Una y otra vez.
Para las siete de la tarde, la mamá de Claudia Soto la ha buscado en casas de familiares, hospitales:
"Siente uno que se le acaba el mundo, que no hay rincón donde uno no pueda ir a buscar. Se asegura que una cuadra no tiene fin, se hace eterno el camino, las noches, los días largos sin saber nada. Esa impotencia, esa desesperación porque no la encuentra uno".
La misma que le entra ahora. O peor.
"Es lo más triste que he vivido porque ya son dos años sin mi hija. Llegué a la Fiscalía a las 10 de la mañana pues que no... Fui porque habían dicho que habían andado rastreando para el Valle, y me mostraron unas prendas pero nada qué ver con lo que traía ella puesto. Y pues que no, es muy pesado para mí. Fui con mucho coraje, dos años y no sé nada de mi hija.. son puras cosas que no, que no tienen nada que ver, ropas llenas de tierra, quemadas. Me sentí muy mal, tengo que agarrar valor y mirar todo lo que me enseñan, y me enseñaron en la computadora mujeres muertas y tampoco era mi hija. Pues yo las miro, necesito verlas, que no es ... y luego me pasaron con la psicóloga y estaba muy alterada, y estuve platicando con ella. Y luego con los licenciados y los ministerios públicos y me fui a pegar pesquisas y a mi trabajo".
"Yo espero que me la entreguen con vida, y cuando me la enseñan con ropa y veo que no hay nada de ella, hasta respiro más tranquila, todavía está la esperanza que está viva. La tienen que entregar viva. Si vivas desaparecieron, me la tienen que devolver. No veo claro nada que las busquen, lo envuelven a uno. Se van a rastrear huesos pero deberían de buscarlas vivas. Que encuentren a las que se llevaron, no a las que se fueron".
"Los expedientes que tienen casi la mayoría, al menos el mío, tiene puros lugares que yo les he dicho que vayan. Sólo lo que yo les llevo, les cuento, es lo único que van a hacer. No la fueron a buscar por otros lugares, es no más eso. Deberían de buscar por otro lado, hay muchas casas viejitas que están clandestinas, uno tiene que llevarles direcciones, casas y todo".
En este tiempo, asegura haber recorrido cada calle de Ciudad Juárez. Trabaja vendiendo licuadoras y otros objetos por catálogo y mientras levanta pedidos, aprovecha para poner pesquisas con la foto de su hija.
Tiene que sacar adelante a las dos niñas con las que su hija Claudia compartía una cama, en una recámara con su hermana gemela, hasta que desapareció. Aurora, de por entonces 7 meses, dormía entre sus brazos. Y Julia, que tenía un año y medio, a un ladito.
"Las niñas ya no me preguntan. La más chiquita no se acuerda. La más grande, que va a cumplir 4 años, me preguntaba mucho por su mamita. Antes miraba la foto y lloraba. Hay veces que la abrazo como le abrazaba su mamita y se calma".
La misma que le entra ahora. O peor.
"Es lo más triste que he vivido porque ya son dos años sin mi hija. Llegué a la Fiscalía a las 10 de la mañana pues que no... Fui porque habían dicho que habían andado rastreando para el Valle, y me mostraron unas prendas pero nada qué ver con lo que traía ella puesto. Y pues que no, es muy pesado para mí. Fui con mucho coraje, dos años y no sé nada de mi hija.. son puras cosas que no, que no tienen nada que ver, ropas llenas de tierra, quemadas. Me sentí muy mal, tengo que agarrar valor y mirar todo lo que me enseñan, y me enseñaron en la computadora mujeres muertas y tampoco era mi hija. Pues yo las miro, necesito verlas, que no es ... y luego me pasaron con la psicóloga y estaba muy alterada, y estuve platicando con ella. Y luego con los licenciados y los ministerios públicos y me fui a pegar pesquisas y a mi trabajo".
"Yo espero que me la entreguen con vida, y cuando me la enseñan con ropa y veo que no hay nada de ella, hasta respiro más tranquila, todavía está la esperanza que está viva. La tienen que entregar viva. Si vivas desaparecieron, me la tienen que devolver. No veo claro nada que las busquen, lo envuelven a uno. Se van a rastrear huesos pero deberían de buscarlas vivas. Que encuentren a las que se llevaron, no a las que se fueron".
"Los expedientes que tienen casi la mayoría, al menos el mío, tiene puros lugares que yo les he dicho que vayan. Sólo lo que yo les llevo, les cuento, es lo único que van a hacer. No la fueron a buscar por otros lugares, es no más eso. Deberían de buscar por otro lado, hay muchas casas viejitas que están clandestinas, uno tiene que llevarles direcciones, casas y todo".
En este tiempo, asegura haber recorrido cada calle de Ciudad Juárez. Trabaja vendiendo licuadoras y otros objetos por catálogo y mientras levanta pedidos, aprovecha para poner pesquisas con la foto de su hija.
Tiene que sacar adelante a las dos niñas con las que su hija Claudia compartía una cama, en una recámara con su hermana gemela, hasta que desapareció. Aurora, de por entonces 7 meses, dormía entre sus brazos. Y Julia, que tenía un año y medio, a un ladito.
"Las niñas ya no me preguntan. La más chiquita no se acuerda. La más grande, que va a cumplir 4 años, me preguntaba mucho por su mamita. Antes miraba la foto y lloraba. Hay veces que la abrazo como le abrazaba su mamita y se calma".
Que dolorosa situacion!, a veces ya ni se si entrar porque por Dios Santo que tengo pesadillas....Dios bendiga a todas estas Madres
ResponderEliminar