viernes, 18 de diciembre de 2009

7 muertos en menos de 7 horas, al día siguiente de la muerte de Arturo Beltrán Leyva




























Le llamaban Junior. Hasta hace una hora. Ahora yace en la puerta de la casa de su novia en la colonia obrera Lomas del Rey, de Ciudad Juárez. Los policías federales acaban de llegar, tras una hora tirado en el suelo. Después, llegaron los militares. Y hasta los policías municipales. Todos están viendo el cuerpo. Unos desde cerquita. Otros, a lo lejos como dos federales que platican relajadamente con dos chicas adolescentes de bonita sonrisa, tez clara y ojos azabache.

Tenía 18 años. Trabajaba en un taller mecánico con su padre. Los vecinos dicen que era un buen chavo. Hasta que de repente llegó a toda velocidad una camioneta "explorer" . De color negro. Y Junior comenzó a correr, pero desde el lado opuesto se le lanzó otro vehículo. Lo acribillaron.

Los 35 casquillos están en el suelo. Más los de su cuerpo.

Ahora es un cadáver más. Para muchos. Para Marta no: este es el octavo vecino que pierde en 7 meses y en muchos de los casos ha escuchado los disparos, ha visto cómo un cuerpo se queda sin la sangre que ahora baña el suelo, ha llamado al 066 para pedir auxilio...

_"?Le puedo pedir algo? Necesito una psicóloga para mi amiga. Le mataron a su hijo de 15 años hace tres meses. No puede dormir, no puede vivir", me dice la vecina de los 8 cadáveres, y de 46 años.

Son las 4,20 de la tarde del jueves 17 de diciembre, el día después de que las autoridades mexicanas acabaran en Cuernavaca (a más de 26 horas en carro de Ciudad Juárez) con el capo Arturo Beltrán Leyva, del Cártel del Golfo y mano derecha del Cártel de Juárez. En la radio se escucha la voz del presidente de México Felipe Calderón aplaudiendo su gran acción dentro de la llamada lucha contra el narcotráfico con el Ejército.

Un veterano policía municipal comienza a escupir carcajadas desde una boca de la que también sale humo de un cigarro:

-"Están dejando el paso libre al Chapo (Cártel de Sinaloa). ?Guerra contra el narcotráfico? Ja, ja, ja, pregúntele a los soldados a quiénes matan".

(Para los que no están en mi querida Juaritos: muchos miembros de la policía municipal trabajaban con el Cártel de Juárez, según José Reyes Ferriz el alcalde de Ciudad Juárez -que vive en El Paso, Texas- . Pero en la limpia del alcalde, limpió hasta a policías que no habían tomado el test de confianza. En Juaritos todo es posible. Hasta lo más imposible ahora: soñar en que estar vivo no es un peligro).

La Subprocuraduría de Justicia de la Zona Norte, en Ciudad Juárez anuncia la gran noticia del día: la detención del extorsionador de la Catedral. Es más, lo va a presentar a los medios. Son las 5,30 de la tarde y al dar la vuelta por unos de los pasillos de la institución, me tropiezo con 10 agentes con el rostro cubierto y un hombre en un buzo amarillo, que en la parte de atrás lleva una marca grabada en letras negras: IMPUTADO.
Al rato, regresan de una manera más ordenada, siguiendo las indicaciones de los voceros para que las televisoras puedan grabar, sin contratiempos. Y comienza la presentación oficial en otro pasillo. No puedo ver los ojos del presunto extorsionador. Unos ojos que miran al suelo en una piel sonrojada. Se llama Juan Angel López. Tiene 24 años y su ocupación, según las autoridades, es: "desempleado (trabajó como guardia de seguridad en la empresa maquiladora Honeywell)". A un lado, la evidencia de la extorsión: una navaja, una cartulina con amenazas, el sobre, la cartera con su documentación y una gorra.
Es su primer delito, que se sepa, y no lo pudo consumar. Cuando la trabajadora de la maquiladora a la que quería extorsionar le fue a entregar un sobre con unos 15.ooo pesos en efectivo (unos 1.200 dólares) en la puerta de la Catedral, fue detenido. Mala suerte, para el chavo. Porque 24 mil juarenses que han sufrido actos delictivos (sin incluir los homicidios) desde enero hasta el 30 de noviembre, y que los han denunciado siguen esperando justicia en los escritorios de los agentes, según la Unidad de Atención Temprana de la Subprocuraduría de Justicia en la Zona Norte. Los casos resueltos, hasta el momento, son 1.528.

El escáner de la policía (interceptado también por los sicarios, y obviamente los periodistas) avisa de otro muerto. En la colonia Solidaridad Infonavit. Alberto, el cadáver, estaba arreglando una camioneta safari, según uno de los testigos, un chavo de 20 años con un niño en sus brazos. El testigo lo vio todo porque los sicarios se encontraban delante de su camioneta. "Eran dos chavos, lo mataron con 4 tiros y se subieron en su van como si nada", explica.

Otro más. Esta vez en el crucero de las calles Oscar Flores y Vía Láctea, uno de los principales de la ciudad. El tráfico está cortado en el carril donde se encuentra la camioneta Envoy, de color blanco. El cuerpo de Julio César Esparza, de 30 años, y según la credencial de lector, está tirado en su asiento. Al parecer, un comando armado le disparó en varias ocasiones.

Una agente estatal de 21 años, que lleva tres meses en su nueva chamba, sonríe con un arma que cubre parte de su cuerpo. "Al principio estaba bien nerviosa, luego te acostumbras", dice la joven, desempleada de una maquiladora. "Este trabajo tiene sus pros y sus contras. Las ventajas es que te ayudan para ir a la universidad. Quiero ser psicóloga".


Son las 6,30 de la tarde:

-"Ah!!!!!!!! No!!!!!!! mi hijo, no!!!!!!" ah!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Apenas puedo ver su rostro. La sostienen cuatro hombres, familiares. Ella grita, salta. Hasta que entra a la Cruz Roja de la colonia Salvarcar.

Atrás queda un autobús, el que conducía su hijo y su sangre. Hasta aquí lo manejó como pudo Manuel, de 16 años y cuñado de Edgar Coronado Guerrero, de 22 años y padre de dos niños, de 2 años y 3 meses. Lo hizo desde la calle Fundadores de América con Mar de Plata, a unos 15 minutos y con un fuerte tráfico. Los pasajeros de esta unidad de transporte público, perteneciente a la línea Valle de Juárez, salieron huyendo tras el incidente. Según el cuñado, fue un robo.

Son las 7,35 de la tarde y los adolescentes que estaban jugando en la escuela preparatoria Altavista cuando un Policía Municipal fue asesinado y otro herido, ya no están en el campo deportivo. Están viendo la película real. Los niños cuentan que hubo unos 30 disparos en el cruce de las calles Cloro y Norzagaray, a un costado del centro educativo.
Los carros que circulan por la calle opuesta, se van deteniendo en busca del suceso. Hay familias enteras, con pequeños de todas las edades, a los que les separa de la muerte en directo una acequia que divide los dos sentidos de la carretera.

- "?Qué están viendo?", exclama un policía munipal.

-"!Veo lo que quiero. Por eso os matan, sois unos pendejos!", contesta una mujer.

En unos minutos, los policías municipales mueven la patrulla baleada de la estación Delicias con otra unidad, a empujones. Y recogen los casquillos con la mano. Los agentes ministeriales -que acuden cada vez que hay un tiroteo, para realizar la primera investigación antes de mover el vehículo- no están en el lugar del crimen.


El bar El Elegante, de la colonia Rastro, dejó de servir copas a eso de las 8 de la noche. Los seis disparos que le dieron a la encargada de la barra provocaron la huida de todos. El primero, el asesino. La mujer fue trasladada con vida al Hospital General, pero en unos minutos murió.

Tres patrullas de soldados, dos de policias municipales y otras dos de federales, custodian la puerta del lugar en donde ya ni están el cadáver ni el asesino. "Andábamos en la persecución (de la camioneta que mató al policía municipal) por el Camino Real, unas 10 unidades, pero no dimos con ella", dice un policía municipal.

9,25 de la noche: otro baleado. Colonia Acacias.

El policía dice que César Alba, de 29 años, que está tirado en el suelo, tiene dos impactos de bala en su cuerpo. Uno en la parte izquierda de su cuello. El otro, en la clavícula derecha. Su tía sale de la casa con 100 pesos (unos 8 dólares) para pedir a su hijo que recargue la tarjeta del celular y así poder avisar a la familia. El teléfono en México es un robo: te cobran por todo hasta yo creo que por respirar. Al parecer, César estaba en la puerta de su casa cuando escuchó que estaban intentándo secuestrar a Edgar, un chavo de 15 años. A él se lo llevaron y a César, lo acribillaron.

10,30 de la noche:

-"?Puede escribir en su reporte que las autoridades pongan luces?", me dice una mujer acompañada de una niña en la calle Luis Herrera, sin pavimentar, como el 60 por ciento de las calles de Ciudad Juárez.

Acabo de llegar a la Colonia Revolución de México y aquí, parece que no ha llegado ni un ápice de la Revolución de 1910 que intentó luchar en contra de la pobreza y la desigualdad social. Y eso que en Ciudad Juárez se firmaron los acuerdos de paz.

El encobijado (un cadáver envuelto en una cobija) está encima de una alcantarilla. Los vecinos de la casa donde está el muerto no escucharon disparos. Lo mataron hace poco: sigue saliendo sangre de su cuerpo.


11,50 de la noche: he acudido a 7 crímenes en menos de 7 horas, en un 17 de diciembre con 11 muertos. Para acordarme del número exacto de muertos he mirado a mis notas. A veces, he estado en el lugar del crímen menos de 15 minutos. Había que salir al otro asesinato.

Las distancias en Ciudad Juárez son grandes. Como su cielo de azul intenso y mágicos atardeceres. Como también los porqués.


2 comentarios:

  1. QUE TERROR, JUDITH. CUIDATE

    GUSTAVO DE LA ROSA

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  2. Hasta cuando continuará la barbarie en Juárez o acaso es que apenas comienza? Cuándo realmente habrá un combate al narcotrafico? Creo que primero tienen que limpiar los cuerpos policiacos, el ejercito y todavía más los tres niveles de gobierno. Porque ahí es donde está la podredumbre y no en las calles de Juárez.

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