viernes, 10 de junio de 2011

De Luz María Dávila a Javier Sicilia, de una madre a un padre



























Ella sonríe al verlo llegar a Juaritos. El la saluda, como un caballero, con respeto y admiración: en el Kilómetro 20 nada más bajar el puente y dejar a un lado una estatua de Benito Juárez.

Y saca un rosario. De color perla grisáceo.
Ella, bendijo sus perlitas hace seis meses, en el primer aniversario del asesinato de sus dos únicos hijos: José Luis Piña, de 16 años y Marcos, de 19.

Y hoy quiso que el poeta Javier Sicilia -que perdió a su hijo Juan Francisco, asesinado en marzo en Morelos junto con otras seis personas- lo tuviera. En su cuello. Y enfundado en él llegara -con la Caravana del consuelo, por la Paz con Justicia y Dignidad que partió hace siete días desde donde fue asesinado el hijo del poeta- a la colonia Villas de Salvárcar, donde 15 personas fueron masacradas en una fiesta estudiantil: donde ella perdió a sus hijos.

En el rosario está todo para Luz María Dávila. La fe de los que creen que la paz está en perdonar a los asesinos de sus hijos y que le acompaña para buscar justicia para que otros no mueran en esta llamada guerra contra el narcotráfico del presidente de México Felipe Calderón. Para que otros chavos, de la falta de oportunidades, no se conviertan en consumidores de drogas, en sicarios. Y otras familias sientan lo mismo: ese dolor que te desgarra y con el que sobrevives todos los días preguntándote por qué a ellos, por qué ahora.

Ya fueron casi 9 mil los caídos en Juaritos en cuatro años. Los padres para los que no existe ni un calificativo en ningún idioma para expresar qué eres cuando te asesinan a tus hijos. Y que esperan que nunca esta realidad se extienda tanto que se imponga este término y un día, de tanta cotidianidad, surja una nueva palabra, un americanismo, mexicanismo, un "juarensismo" en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española para definir a los padres a los que se les arrebata a sus hijos, como ya hay términos para los 10 mil niños sin sus padres (huérfanos) o a las mujeres con sus hombres en ataúdes (viudas).

Estamos ahí. Donde hubo sangre y cadáveres en la calles, luego ataúdes y ahora un parque creado por el plan Todos Somos Juárez que surgió del presidente Calderón por la presión social, tras haber culpabilizado a los mejores estudiantes y deportistas de esta colonia de trabajadores de las fábricas maquiladoras como miembros del crimen organizado y así justificar sus muertes todavía impunes.

Luz María Dávila llega a un escenario improvisado, intentándose desprenderse de esa timidez que ha convertido en lucha. Habla. Lee el texto que preparó con dos de sus hermanas. Antes pasaron otros gritos: la radiografía humana del dolor que sufre México.

Una madre sin sus dos hijos.
Un padre, sin su hijo.
Todos.
Y una manta. En ese escenario. Detrás de cada una de las personas que se avientan a lanzar sus testimonios del horror, y que dice: "Vivir en Juárez es resistir".

3 comentarios:

  1. YO CUELGO TU BLOG EN MI WALL DE FACEBOOK.
    DIFUNDIRLO HASTA EL CANSANCIO.. NO CLAUIDICAR SER LAS VOCES CIBERNETICAS.

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  2. Judith!

    Eres valiente al difundir la realidad de la violencia que mancha a esa ciudad fronteriza, así como también por no parar en tu trabajo con el objetivo de que todas esas notas que los medios de comunicación corruptos se niegan a publicar.

    Por cierto, hay un grupito de comunicadores en la ciudad de México, de CadenaTres que únicamente se han dedicado a denostar y desprestigiar la labor del Sr. Sicilia. Me pregunto que sentirían ellos si les mataran a un hijo o desapreciera una de sus hijas.

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