viernes, 24 de febrero de 2012

En Juaritos las desaparecidas aparecen: en fosas clandestinas, como desde hace 19 años. Ahora, Jessica Leticia, Andrea y Lizbeth.













































"Ante la cantidad de mujeres que estaban desapareciendo en forma sistemática, lo probable es que íbamos a encontrar otros cementerios clandestinos, similares al del Campo Algodonero (en el año 2001). Hay que aclarar que la expectativa de encontrar estos cementerios obedece a las que (las autoridades) hicieron lo imposible por no investigar, por fabricar culpables, por esconder cuerpos, por minimizar el problema. Apostaron por el olvido.

En estos casos apostar por el olvido no funciona, porque quien hace esto es un grupo organizado y sus motivaciones tendrán para hacerlo. Tienes a jovencitas que desaparecen en Ciudad Juárez, en diferentes tiempos, de diferentes áreas de la ciudad y los tres cuerpos aparecen juntos en el Valle de Juárez. Detrás de estos crímenes está un grupo organizado, por eso la autoridad no quiso investigar, porque estaba coludida, por racismo, por sexismo, por indolencia. Este actuar permitió y provocó que siguieran desapareciendo muchachitas. Si seguimos así (sin investigar) esta situación no finalizará".
Oscar Máynez, criminólogo. Fue jefe de periciales y medicina legal cuando aparecieron los restos de los ocho cadáveres en el Campo Algodonero el 6 y 7 de noviembre del 2001. Renunció el 2 de enero de 2002, tras año y medio en su chamba.


Huesos. Prendas rasgadas. Rostros angelicales convertidos en calaveras: ahora en fotos oficiales. Un reporte de la Fiscalía: tres adolescentes desaparecidas entre abril del 2009 y agosto del 2010 en la zona centro de Juárez, son encontradas: tras años y meses de espera, convertidas en esqueleto. En la misma fosa clandestina, ahora un poquito más lejos de Juárez: en el Valle, en la sierra de San Agustín/Práxedis G. Guerrero, a más o menos una hora en carro de la ciudad. No se conocían entre ellas. Cuando desaparecieron, iban a buscar trabajo.

El criminólogo Oscar Máynez recuerda que al hacerse público la identificación de estas tres adolescentes en la noche de este jueves 23 de febrero, volvió con su mente al 6 de noviembre del 2001 en el Campo Algodonero -cuando aparecieron los esqueletos de ocho mujeres desaparecidas- que dio informativamente la vuelta al mundo y donde él fue el jefe del equipo encargado de realizar las investigaciones forenses que nunca le permitieron terminar: como si comenzar a desgranar la verdad fuera el peligro.

Ahora, con la identificación de los huesos de Jessica Leticia Peña García, de 15 años, Andrea Guerrero Venzor, también desaparecida a los 15, y Lizbeth Avilés García, de 17, todo está más en silencio que hace once años. Como si no se quisiera perturbar con la explosión de las desapariciones y feminicidios la imagen de seguridad que se quiere imponer sobre la realidad de la ciudad más peligrosa del mundo desde hace cuatro años: 2.086 asesinatos, el pasado año, de los más de 10 mil 200 en Juárez desde que comenzó la llamada guerra contra el narcotráfico del presidente Felipe Calderón en la ciudad del sueño de las fábricas maquiladoras convertida en dolor. Una agonía que comenzó hace 19 años, con las desapariciones y feminicidios de mujeres pobres y bellas, y se agudizó hace cuatro años con el envío de las fuerzas de seguridad por la guerra contra el narco, mientras las desapariciones iban quedando en un segundo plano con el horror cotidiano.

Lo que ha cambiado es que el Campo Algodonero, que un día fue una fosa clandestina en un terreno baldío -situado entre dos principales arterias de la ciudad- cobija actualmente un monumento inconcluso, inagurado el pasado año para cumplir con la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos contra el gobierno de México por su negligencia en investigar y permitir estos casos. Pero todavía hay esqueletos sin identificar escondidos en la impunidad. Con Edgar Alvarez Cruz, un inocente convertido en culpable por las autoridades en dos de los casos, y los asesinatos sin resolver de Mario Escobedo y Sergio Dante Almaraz, los abogados de los dos anteriores chivos expiatorios. De los asesinos, nada: en la ciudad de la impunidad: 97 por ciento de los crímenes sin esclarecer, según datos oficiales.

Mari García recibe los huesos de su hija Jessica Leticia Peña en un ataúd blanco sin flores. Otras mamás y papás de desaparecidas le acompañan. Desde la primera hora de la tarde del viernes, ha comenzado un plantón en la Fiscalía General de Justicia para que las autoridades la vean, la escuchen: lo que no han hecho desde que desapareció su pequeña a los 15 años de edad hace un año y seis meses, el 29 de mayo del 2010. Quiere justicia. Que el gobernador del estado de Chihuahua, César Duarte (PRI) se presente en la protesta encabezada por el ataúd de la adolescente y una tienda de campaña donde se cobijan los familiares de desaparecidas:

"Queremos justicia, que nos den la cara, porque siempre se nos ha escondido, a ver si se conmueven y se mueven, porque ellos están esperando a entregar a todas las mamás lo que me están entregando a mí y no es justo", razona la mamá que en su búsqueda incansable denunció que su hija se encontraba secuestrada en un hotel.

"Porque desde que desapareciera mi hija yo les dije dónde estaba y no más vienen a entregarme puros huesos. Ahí están resultados de las investigaciones de la Fiscalía, tienen montones de niñas ahí y nos las quieren entregar poco a poco".

A estas horas, Dora Venzor espera velar mañana sábado a lo que queda de su hija Andrea Guerrero, de 15 años, en su humilde casita de la colonia Lomas de Poleo, una zona donde hace casi dos décadas comenzaron a aparecer cementerios clandestinos de jovencitas. Los restos de Lizbeth Avilés, desaparecida a los 17, viajarán a Durango. La mamá de Jessica Leticia Peña sigue protestando en la explanada de la Fiscalía con el ataúd de su hija convertida en huesos: como nunca soñó recibirla.

****Horas antes de que la Fiscalía hiciera público en Ciudad Juárez un reporte con la identificación de los huesos de las tres menores desaparecidas, el Secretario de Gobernación Alejandro Poiré llegó a la ciudad de Chihuahua para ofrecer "la más sincera y sentida disculpa a sus padres y hermanos" en nombre del estado mexicano por el homicidio impune de Paloma Angélica Escobar Ledezma, desaparecida hace diez años, cuando la adolescente tenía 16 años. No lo hizo por voluntad propia, sino dentro de una recomendación emitida por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos el 14 de julio de 2010. Con el gobernador César Duarte, inauguró una placa conmemorativa con un poema escrito por su mamá, Norma Ledezma. Y hubo palabras sin justicia. Como desde hace 19 años cuando comenzaron los feminicidios.

*Fotos: @MemoLeón

3 comentarios:

  1. Tanta gente siguiendo este blog y los pocos comentarios que veo siempre.

    Un abrazo enorme, Judith. Que la suerte te acompañe siempre y que dejen de suceder estas cosas tan horribles en Juaritos.

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  2. Si este es el México que tenemos, el que nos horroriza, el que nos averguenza, el que nos hace cómplices por no hacer algo al respecto, y considerando que los tiempos actuales son electorales, razonemos nuestro voto, ya que todos los candidatos tienen algunas de las siguientes "cualidades": mentirosos, asesinos, cerrazoneros, incongruentes,machistas incapaces,discriminadores, manipuladores, ambiciosos, individualistas, falsos, etc. Si ninguno nos convence digámosles NO a los candidatos, porque ninguno da la talla,porque ninguno nos convence, por seguridad familiar y social, y, anulemos nuestras boletas para que a los partidos les reduzcan sus ingresos.

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  3. Es triste ver como cada dia desaparecen mas y mas mujeres y las autoridadez no hacen nada contra los responsables! terminan diciendo que huyeron con el novio o bien que no hay sospechosos cuando la misma familia les dice donde localizar al los responsables! Pero todo se paga en esta vida, mi mas sentido pesame a todas las familias, ojala y las autoridades se aboquen a investigar a fondo todas estas desapariciones y encuentren a las mujeres sanas y salvas, asi como a los responsables todo esto. besos

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