El me miraba. Como si quisiera sorprenderme. Sacaba su manojo de billetes al pagar un perfume. Después, repetía el mismo gesto para comprar una cámara fotográfica y unos CDs. Me miraba. Acompañado de otros cinco que hacian lo mismo: lo que nadie hace ahora en Ciudad Juárez: comprar. Son las 6,30 de la tarde del viernes 19 de febrero en una tienda-restaurante Sanborns de Ciudad Juárez. Y el que me me mira es un policía federal. En uniforme y enfundado en sus armas.
Al rato, me sonríe y me pregunta qué estoy leyendo, qué libros me gustan y si quiero acompañarlo para tomar un tequila.
Los federales siguen llenando el recinto. Entran por una de las puertas que comunican uno de los mejores hoteles de la ciudad con Sanborns. Se dirigen a diversos mostradores. A comprar antes de cenar en el restaurante.
Las meseras me cuentan que desde que llegaron al hotel el fin de semana pasado -con el anuncio del presidente Felipe Calderón del arribo de más de 2 mil federales -ahora de inteligencia- dentro de su llamado plan social de reconstrucción para Juárez- no ha faltado chamba. Los federales comen bien y pagan al contado. También me cuentan cómo algunos clientes se sienten inseguros con su presencia y prefieren irse. Del quizá único lugar que parece no haber sido objeto del crimen en acción.
Lo que estoy leyendo, cuando se acerca el federal, es un documento de Javier González Mocken, el encargado de la oficina municipal de Atención y Quejas contra militares y federales. El documento señala que en los últimos meses se han disparado los abusos de los policías federales, al menos de los de la ciudadanía que se atreve a denunciar.
Entre los que se avientan a denunciar en esta ciudad militarizada desde que comenzó hace dos años la llamada guerra contra el narco del presidente Calderón, hay propietarios de carros usados, cantinas, bares, entre otros. La cosa comienza más o menos así, según varios afectados entrevistados. Los federales llegan, sin orden de cateo, para registrar el negocio y al no encontrar droga, les ofrecen plantarles droga. Sí, en su negocio. O pagar una cantidad de dinero, que puede ser semanal o quincenal, según lo prefieran los federales extorsionadores.
No me gusta el tequila. Tampoco acostumbro a fugarme con un desconocido. El federal se queda con las ganas de platicar conmigo. Y yo, con una inmensa duda. Y la imagen de los manojos de pesos. ?En sólo una semana?
*Hoy 9 ¨muertitos¨ más. Llevamos un centenar de asesinatos en este mes de febrero y unos 300 en este 2010. Desde que comenzó la llamada guerra contra el narcotráfico hace casi dos años con más de 8 mil soldados y 2 mil federales, han sido asesinadas más de 4,500 personas en Ciudad Juárez, frontera con El Paso, Tejas.
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pues mi mejor amigo es Federal y al menos pedo decir que no tdos son malas personas y es algo muy dificil de discutir por que yo también tengo una mala imagen de la policia pero es cierto que si no hubiera consumidores ellos no tendrian que actuar asi y en fin el circulo vicioso no tendria que ser el que estamos viendo, pero no se que decir, no se quien tiene mas culpa, si el narco por vender, el adicto por consumir, el policia por agredir o el gobierno por incumplir.
ResponderEliminarhola, yo soy agente federal y no comparto su opinion,estamos realizando un buen trabajo,almenos en mi parecer,comprendo su molestia,pues por ese motivo llegamos y damos presencia,esperamos la comprension y el apoyo ala comunidad,para poder realizar nuestro trabajo, gracias
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