martes, 18 de enero de 2011

El mundo al revés: los sicarios libres y el doctor en la cárcel














Doctor estadounidense. Veterano: en los marines hasta el 11 de septiembre de 2001. Ahora, en una celda de la prisión del Cereso municipal de Ciudad Júarez.

Bienvenidos al mundo al revés:

Es miércoles 12 de enero. El doctor Justus Lawrence Opot, de 40 años, necesita ayuda: los busca, piensa que le van a proteger, que son su salvación. El retén de los policías federales está en la avenida Lincoln, camino hacia el puente libre por el que cruza todos los días para trabajar en un centro médico de El Paso, Tejas.

Lo que acaba de descubrir, al dejar una bolsa en la cajuela del vehículo de su compañera de trabajo, le inquieta. Ella, Marisol Alejandra Pérez, también ciudadana estadounidense, le ha dicho que no se va de viaje, que antes de cruzar a El Paso sólo van a dejar en la escuela a su niña. Pero hay dos maletas.
Pérez le está haciendo el favor de llevarlo a El Paso porque su viejo carro está descompuesto. El nuevo se lo robaron hace un año en un asalto a punta de pistola mientras manejaba.

Llegan a la escuela de la pequeña y la amiga del doctor pide a la maestra unas tijeras para abrir las maletas. Lo que encuentran es marihuana, casi 55 kilogramos, según las autoridades.

Van en busca de los policías federales para entregarla, denunciar esta situación e intentar olvidar la pesadilla. Pero el doctor estadounidense, casado con una juarense, se equivoca. Lo que encuentra en los policías federales es la injusticia:

Está detenido. El todavía no lo sabe. No entiende mucho español. Piensa que está acompañando a los federales para poner una denuncia. Pasan las horas. El viernes, los llevan a prisión.

Marisol Arreola, la esposa del doctor, comienza a inquietarse. Le está llamando al celular y está apagado. "Empecé a buscarlo como una loca", me comenta Arreola, licenciada en Comercio Internacional, y profesora universitaria de inglés.

Cuando lo localiza, las autoridades le dicen: "Consígase un buen abogado, el caso de ellos es muy difícil, los están acusando de posesión de marihuana con destino de venta".

En varias iglesias de Ciudad Juárez como La Sagrada Familia, donde el doctor atiende gratis, nadie cree la versión de las autoridades.
Tampoco en otras partes del mundo, donde viven profesionales que trabajaron en Ciudad Juárez y que ahora están destinados en otros países. Comienzan a organizarse. Hay que sacar libre al doctor que les orientó, que les ayudó a adaptarse a la vida en un nuevo país.

El forma parte de la organización internacional de intercambio estudiantil llamada AIESEC.
Y participa activamente en el Festival de las Naciones en Ciudad Juárez que realiza el Instituto de Migración, desde que llegó a Ciudad Juárez en el 2002 a estudiar medicina en la Universidad de las Américas.

Desde Polonia, Lituania, Eslovaquia, Francia, Colombia, Venezuela y Estados Unidos, entre otros países, comienzan a presionar a las autoridades mexicanas.

"Nos podría haber pasado a cualquiera de nosotros", me dice vía correo electrónico la ejecutiva Camila Silvestre, desde Sao Paulo, Brasil. "Quien conoce al doctor Justus sabe que sería incapaz de hacer algo que vaya en contra de sus propios valores".

El economista polaco Krzysztof Rozkowski afirma que no sólo está apoyando a Justus porque es su amigo, sino "porque fue detenido porque decidió hacer algo que cada ciudadano justo y honesto tiene que hacer en una situación así. Sólo que una persona necesita mucho coraje para denunciar".

La publicista brasileña Carolina de Oliveria dice que está con él "por conocer su trayectoria y su vida. Estoy segura de su inocencia y de su integridad".

Y todos coinciden en un punto. "Siempre he dicho que Juárez no es la más bonita, la temperatura tampoco es la más agradable, pero su gente me ha enseñado lo mejor de México", afirma Camila Silvestre.

"Lo que sucede en Ciudad Juárez me causa un tremendo dolor", subraya el administrador de empresas chileno, residente en Eslovaquia, Fer Ordenes. "La falta de justicia que existe para las personas honestas, es una gran vergüenza, la verdad".

El doctor, que llegó becado a Estados Unidos por sus triunfos en el atletismo, no está solo. En la prisión está conociendo a otras personas que les ha ocurrido lo mismo y llevan meses en prisión. Como otros estadounidenses que, como él, han recibido sólo de su consulado una visita.
Le preocupa que su futuro esté en manos de otra persona. Ahora sólo quiere salir en libertad, está pensando marcharse de la ciudad donde denunciar es un crimen. Y eso le duele.

*Foto de archivo/cortesía. Marisol Arreola con su esposo, el doctor Justus Lawrence Opot.

2 comentarios:

  1. Lamentablemente esto esta pasando en nuestra Cd., los delincuentes andan en las calles cometiendo crimenes mientras nuestros familiares estan detenidos "en investigacion", a mi hermano lo SECUESTRARON LOS FEDERALES (no los registran en ninguna parte, se los llevan sin dejar rastro de ellos), lo llevaron a lo que le llaman el SIEDO, comprobamos con firmas y cartas de trabajo que mi hermano es un hombre honrado, y que trabaja para su familia, un mes despues lo trasladan a Juarez de regreso y esta en el Cereso municipal, hemos acudido a instituciones Gubernamentales, a Derechos Humanos y nos dicen que no nos pueden ayudar, y peor aun, hay abogados que se aprovechan de esta situacion quitandote dinero y no hacen nada, simplemente se desaparecen.

    Quisiera saber si de alguna maner puedo ayudar al Dr., en verdad es una impotencia ver como ademas de presnetarlos como delincuentes ante todos los medios de comunicacion arman "sus novelas" para justificar un trabajo que no estan realizando.

    En la unica justicia que confio es en la de Dios nuestro señor, estoy segura que el esta con nuestros familiares y amigos victimas de la delincuencia mejor organizada LA DE NUESTRO GOBIERNO.

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