Llega a la colonia Anapra. Camina por las calles de arena del desierto y casitas construídas con desechos de las fábricas maquiladoras.
Los ve, en el otro lado de la valla que separa Ciudad Juárez (México), de El Paso (Estados Unidos), custodiados por agentes de la Patrulla Fronteriza estadounidense. Llevan cartulinas en inglés y español en solidaridad por la paz y la justicia en Ciudad Juárez.
El acaba de llegar en una caravana de varios vehículos, desde el monumento de Benito Juárez en el centro de la ciudad. Lo hace con unas 50 organizaciones dentro del fin de semana de ayuno Camino a la Justicia, en el primer aniversario de la masacre de Villas de Salvárcar. Por primera vez, desde que comenzó esta llamada guerra contra el narcotráfico acampan en busca de paz.
El hombre del rostro sereno es don Luis Rodríguez y comienza a llorar.
"Me siento menos solo", me comenta. Para después alzar su voz y gritar a los manifestantes en la zona estadounidense: "Gracias!!!!! Gracias!!!!".
La soledad la encuentra todos los días en la tristeza de su hija, que a sus 15 años vio cómo mataban a sus amigos en una fiesta estudiantil el 30 de enero del pasado año en la colonia Villas de Salvárcar. Ahí, murieron 15 personas, 13 de ellas adolescentes y dos padres que cuidaban la fiesta. Y a 10 más, los hirieron.
También, la adolescente sintió cómo tres balas se incrustaban en la cabeza, el abdomen y en el dedo pulgar. Su carácter cambió totalmente
Y fue marcada por las palabras del presidente de México Felipe Calderón que justificó la masacre por tratarse -según él y sin ningún tipo de investigación- de pandilleros y narcotraficantes. Pero se tuvo que disculpar. Prometió justicia pero encarceló rapidamente a inocentes a los que convirtió en culpables para intentar parar la presión de las familias y de la opinión pública. También, creó un plan llamado Todos somos Juárez, donde por ahora lo más destacado ha sido la construcción de dos parques, mientras los asesinatos se disparan.
"Este tipo de instalaciones sí son necesarias pero no sólo en Villas. ?Cuántos parques no habrían hecho ya con tantas masacres ocurridas en la ciudad?", razona don Luis, que perdió su trabajo en la crisis económica que azota a Juárez por la huida de negocios por la inseguridad.
En esta valla fronteriza encuentro la geografía de la injusticia. Es sábado, al mediodía. Y la pobreza, en un país inmensamente rico como México, la veo ahora en las señoras Benita y Mary, que están afuera de sus casitas -que miran hacia Estados Unidos- intentando recoger ramitas de los escasos árboles para calentarse en las heladoras noches de invierno del desierto juarense.
La impunidad histórica contra los crímenes de mujeres la intenta combatir Lucha Castro (con sombrero rosa en la foto), la abogada de Marisela Escobedo -la mamá de Rubí-, que está rodeada de varias mamás de hijas desaparecidas.
Por los huecos de la valla fronteriza, Olga Esparza, la mamá de Mónica Janeth Alanís Esparza, desaparecida el 26 de marzo de 2009, desliza hojas informativas con fotos de su hija, para que desde Estados Unidos le ayuden a buscarla, a presionar a las autoridades mexicanas a que cumplan con su chamba.
Guadalupe Meléndez, la mamá de Israel Arzate, un inocente convertido por las autoridades en asesino de los chicos de Salvárcar, intenta buscar un abogado que se atreva a representar a su hijo justamente y hacerlo gratis.
Y Leticia Chavarría, del Comité Médico Ciudadano, recuerda que los doctores de Juárez son secuestrados, extorsionados y asesinados por intentar salvar vidas.
La solidaridad internacional está en el representante estatal de Tejas, Lon Burnam (demócrata por Fort Worth) que envió a su director legislativo, Craig Adair, para hablar con las víctimas de Salvárcar y expresarles un mensaje de solidaridad en una carta del político tejano:
"A pesar del discurso de odio y división que suele emanar de algunos sectores de mi país, sepan que somos millones aquí en los Estados Unidos que estamos con ustedes en estos momentos oscuros. Somos muchos que entendemos que nosotros también somos culpables. La guerra, la sangre, la muerte son los hijos de una demanda insaciable para las drogas, una fuente desbordante de armas y políticas desmesuradamente enfocadas en soluciones militares".
Craig Adair me comentó que en las próximas semanas va a presentar legislación de control de armas y que había viajado a Juaritos para poner "rostros en los números del dolor".
También, con los juarenses están ayunando hasta el domingo representantes de organizaciones de derechos humanos de los estados mexicanos de Morelos, Oaxaca y países como Alemania, El Salvador y Colombia, entre otros.
Desde el otro lado de la valla, converso con el sacerdote Bill Morton que fue "invitado" a abandonar México por las autoridades migratorias tras liderar una lucha de organización de los habitantes de la colonia Lomas de Poleo, que se resisten a abandonar sus tierras por la presión de la familia Zaragoza, una de las más ricas de México. Pero desde Estados Unidos sigue apoyándolos, ahora sin poder cruzar a Ciudad Juárez.
Unos, regresan a la colonia Villas de Salvárcar, a la biblioteca que construyeron los vecinos, de una casa abandonada, cansados de las promesas incumplidas del presidente Calderón. Ahí se sumarán al ayuno. Otros, vuelven al monumento Benito Juárez, donde en la mañana Luz María Dávila, que perdió sus dos únicos hijos en la masacre, dio inicio al ayuno tocando 15 campanazos en memoria de los asesinados de Salvárcar.
Al atardecer, la explanada del monumento se convierte en luz: con velas que forman la palabra JUSTICIA. Sara Salazar, la mamá de los activistas asesinados Josefina y Rubén Reyes, intenta sonreír. Por lo que le queda.
Me conmovió a las lágrimas, la situación en estados fronterizos es muy dura, lo se por que vivo en en estado fronterizo, mis oraciones y mejores deseos, pero también mis acciones para que nadie mas sea víctima de esta guerra injustamente adjudicada a favor de la ciudadanía.
ResponderEliminarComo siempre enciendes y nos dejamos encender con los hechos que nos narras.
ResponderEliminarY los comentarios de las gentes, los aniversarios, los ayunos voluntarios, todo nos mantiene bien pegaditos a los juaritos.
Una vez más gracias Judith por compartir con tus lectores los acontecimientos que suceden en Juárez. Porque eres el único enlace con la realidad que se vive en esa ciudad, ya que nadie difunde estas historias en los medios de comunicación, como radio, televisión o prensa escrita.
ResponderEliminarUna vez más la impunidad y la injusticia hace gala en Cd. Juárez y en el resto del país.
Gracias Felipe Calderón por tu mediocridad e ineptitud! Gracias a todos los políticos mexicanos que se disputan el poder como el mayor botín que la vida les presenta! Todos ellos se dedican a delinquir, todos ellos son parte del crimen organizado, todos ellos son los verdaderos delincuentes, ya que son ellos los que protegen a los asesinos que matan niños, mujeres y jovenes en Juárez y en otras partes de México.
No por lejos, lo siento lejano. Estoy contigo Judith y con Ciudad Juarez.
ResponderEliminarMucho ánimo desde Cádiz
¿ que puedo hacer yo con todo esto ?
ResponderEliminarNo sé , quizás ... cada vez que alguien extienda una "rayita de coca" sobre un cristal , acursarle de ser co-responsable de la muerte de alguien, sin ninguna timidez ... a riesgo de perder la "imagen de modernidad" ...
No sé