Ciudad Juárez celebra la victoria de la selección de México contra Francia en el Mundial de Fútbol Sudáfrica 2010. A eso de las 4,15 de la tarde del jueves 17 de junio. Y en el puesto de socorro de la Cruz Roja de Salvárcar, veo como unas mujeres (con la camiseta verde de la selección de México) están bajando de una camioneta a un chavo grandote, barbudo que se está desangrando.
Voy camino hacia la colonia Praderas del Sur, donde se ha reportado una balacera en las calles Caléxico y Alamogordo. Este chico, según un policía federal que custodia la puerta de la Cruz Roja, es uno de los dos heridos. Hay otro muerto: Juan Carlos Rivas Robles, de 28 años. Dentro de la casa donde preparaban las hamburguesas que vendían en la noche en un puesto, comentan unos niños.
Durante dos horas, las que duró más o menos el partido, no hubo ningún asesinato, según la Procuraduría de Justicia de la Zona Norte en Ciudad Juárez. Igual ocurrió con el encuentro inagural del Mundial, México contra Sudáfrica.
Los hubo antes. Dos. En esas horas, la ciudad se paralizó. Menos los restaurantes -que todavía quedan abiertos- y que se llenaron con familias y amigos. Una imagen que no se veía en Juaritos desde hace dos años y medio, desde que comenzó la llamada guerra contra en narcotráfico: las balaceras en la calle, en los restaurantes, en cualquier lugar donde haya un vivo para convertirlo en uno de los más de 5 mil 500 personas asesinadas.
"A los sicarios también les gusta el fútbol", razona Jacinto Sergura Garnika, el vocero de la policía municipal de Ciudad Juárez.
Los muertos de hoy fueron asesinados poco a poco. Hasta a eso de las 9 de la noche, en la que mataron a cinco en la colonia obrera Manuel Valdez. En tres calles de arena que forman un triángulo, ahora de dolor: por los gritos de las madres, de los hermanos, los amigos. De nuevo, dos adolescentes convertidas en cadáveres. Nancy de la Torre, de 16 años y Berenice Montes Hernández, de 15 . Y otros tres jóvenes más.
Nancy y Berenice están en un Nissan Altima del 98. Cubiertas con una manta, una encima de otra. Hasta hace unos minutos, manejaban cerca de su casa cuando fueron atacadas por un comando armado. Les disparó, al igual que a otros dos chavos que circulaban con otro vehículo y otro más, que está tirado en la arena.
Las escenas de los crímenes están sin acordonar. Llegan los policías federales y casi nos atropellan. Los vecinos se acercan a ellos y comienzan a darles detalles de dónde están los sicarios, por dónde se fueron.
Pero ellos deciden quedarse con los cadáveres. Y con los periodistas:
-"No tome fotos", me dice un policía federal, que se acerca apresuradamente hacia mí, que me encuentro a unos 30 metros de los cuerpos de Nancy y Berenice.
- "Pero si está platicando (con nosotros)", le contestan unos adolescentes.
Decenas de mujeres van surgiendo entre los caminos. Llegan con sus niños. Para descubrir si conocen a los muertos. "Es el hijo de la enfermera", dice Sandra J. con su pequeña de 7 años.
Es Abdiel, de 20 años, el muerto. Trabajaba como camillero en la Clínica 66 del Seguro Social y estudiaba para paramédico.
-"Era un niño excelente, el único niño de la enfermera", afirma. "Lo sacó sola adelante".
De pronto, comienzan a correr. Unos gritan: "son ellos!!!!!!". Y los cadáveres se quedan sin su público.
*En el día en que México ganó por 2 goles a cero a Francia, algunos de los asesinados comenzaron a asomarse en las banquetas luciendo la camiseta de la Selección de México. El verde convertido en rojo. Como Juaritos. En los 15 más ejecutados de la jornada futbolera.
¿Y que dirá el presidente Felipe Calderon? ¿Qué son víctimas de su "guerra" (de una matanza a todas luces) o reiterará su dicho de que las víctimas jóves pertenecen a bandas?
ResponderEliminarque fuerte..., todo, pero lo de Nancy, Berenice y Abdiel, su mamá...
ResponderEliminarEs tonto creer que esto se debe a la guerra del gobierno contra el narco, qué ignorancia!, es la maldita guerra entre gente de mucho poder que no tolera perder dinero y se deshace de gente que le estorba aun se lleve entre ellos a gente inocente. Tan sólo enterarse de la cantidad de dinero que genera el narcotráfico día con día es taan espantoso que me doy cuenta que esta gente jamás se detendrá. Dios nos proteja de no estar casualmente cerca de ellos!
ResponderEliminarDios es muy grande y se izo justicia para mi sobrina bere y para su amiga nancy ...
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